Adjetivos y enemigos de la democracia electoral. El primer adjetivo de la democracia es pueblo. El poder que emerge de la democracia es del, por y para el pueblo. En la práctica esto significa que toda la población elige a quien debe representarlo en la forma de gobierno que adopte.
El segundo adjetivo es libertad. Porque establece relación entre dos formas de autonomía. La soberanía del pueblo y la soberanía personal. El individuo no puede imponer su voluntad al pueblo. El pueblo no tiene por qué inmiscuirse en los asuntos privados del ciudadano.
El tercero es progreso. Las democracias no pueden prometer a los ciudadanos la salvación, pero tampoco la resignación. Toda idea de democracia implica la posibilidad de mejorar el orden social a partir de los esfuerzos de la voluntad colectiva.
El cuarto es la pluralidad. O si se quiere la distribución del poder. Ninguna sociedad democrática puede depositar ni en una sola institución, ni solo en un individuo, todo el poder. Por ella crea una división que actúa como sistema de pesos y contrapesos.
Las sociedades democráticas engendran sus propios enemigos. El mayor de ellos, apunta Todorov: “Es la simplificación. Aquello que reduce lo plural a único y abre así el camino de la desmesura”.
Hoy existe un gran resentimiento contra la democracia. Porque no ha cumplido con las esperanzas con que emergió. La pobreza se hace más lacerante. Particularmente cuando los medios de comunicación muestran las posibilidades de la opulencia.
A ello se agrega la corrupción. Una práctica constante de los gobiernos democráticos es que en la lucha por el poder se quitan unos para que entren otros peores. La representación de los ciudadanos es simplemente una nueva forma de hacer poderosos impunes.
Como apunta Constant. La democracia que no tienes es necesariamente más admirable que la democracia de la que ya dispones. Los enemigos íntimos de la democracia son el populismo, mesianismo y el ultra liberalismo. Adjetivos y enemigos de la democracia.