Las infancias siguen viviendo grandes impactos de los contextos actuales e históricos que impiden la garantía de los derechos de niñas y niños; las celebraciones en muchos espacios, sobre todo en los escolares, pasan por alto la promoción de sus derechos y el análisis sobre el impulso de acciones para la protección de estos derechos.
En México, el Día del Niño y la Niña se celebra el 30 de abril, y ha sido festejado desde el año 1924, ya que así fue decretado por el entonces presidente de la República, el general Álvaro Obregón y el ministro de Educación, José Vasconcelos, con el objetivo de exhortar a las instituciones a fomentar la fraternidad y la comprensión hacia este grupo y a desarrollar actividades para la promoción de su bienestar y sus derechos.
Son necesarias acciones que den voz a las infancias, pero además que se les crea y de verdad se tomen en cuenta sus participaciones y se promueva la autonomía para fortalecer su crecimiento en todos los ámbitos y en todos los contextos, pues aún prevalecen condiciones de mayor vulnerabilidad en algunos espacios que no tienen garantizado el acceso a todos los servicios o se dejan de lado escenarios de grave riesgo.
A pesar de grandes esfuerzos, sobre todo de sociedad civil, para modificar las situaciones de graves violaciones a los derechos de niñas y niños como la trata de personas con fines de explotación sexual, laboral o para la mendicidad, el matrimonio infantil y uniones tempranas, el abuso sexual infantil o los embarazos y maternidades obligadas, todos estos delitos están en constante aumento; México sigue colocándose en los primeros lugares de América Latina y el Caribe en donde las niñas y niños son víctimas de estas formas de violencia y poco se ha podido incidir desde el Estado para modificar los riesgos que enfrentan por su edad.
A nivel nacional tampoco se ha podido avanzar en garantizar la atención integral a menores víctimas de los feminicidios en el país, ya que incluso han presenciado el asesinato de sus madres y han quedado sin la atención adecuada, además del gran número de feminicidios que quedan impunes, no existe una reparación del daño para sus hijas e hijos, el Estado les ha abandonado completamente.
Desde 2020 se ha presentado el Protocolo Nacional de Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes en condición de Orfandad por Feminicidio, cuyo objetivo es garantizarles el acceso a la justicia a través de la prestación de servicios diferenciados y especializados de ayuda inmediata, asistencia y atención por parte de las instituciones que tienen este mandato legal; sin embargo, a la fecha no se ha aplicado en la gran mayoría de las entidades, siendo Tlaxcala un estado más entre los omisos para activar los mecanismos de acompañamiento a menores de edad.
La misma Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) no cuenta con información sobre el número de menores de edad en orfandad por el delito de feminicidio, así lo dio a conocer hace unos días el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), ante una solicitud de información, presentando otra información que no daba respuesta a lo solicitado.
Han tenido que pasar más de 12 años para que, desde la tipificación del delito de feminicidio en Tlaxcala, se tenga que obligar al Estado a generar mecanismos de atención integral a niñas, niños y adolescentes, víctimas del feminicidio; pues como parte de la Alerta por Violencia de Género (AVG) y, ante las graves omisiones, dentro de las medidas de justicia se contempla dar atención a este contexto; así la medida número III especifica “Implementar un programa de apoyo para garantizar a las hijas e hijos de mujeres víctimas de feminicidio y víctimas directas e indirectas, servicios integrales de atención temprana, servicios jurídicos, médicos y psicológicos especializados, así como de educación y alimentación”. Tristemente, pero no es de sorprender, esta medida simplemente no presenta ningún avance en los informes presentados por el gobierno a casi tres años de haberse decretado la AVG en el estado, pues en términos de los derechos humanos, es nula la garantía.
Ante estos contextos, es necesario que se cuenten con acciones de sensibilización sobre los derechos de niñas y niños, que los diferentes sectores promovamos espacios de reflexión, respeto y protección de los derechos de este grupo, ya que en las celebraciones del 30 de abril quedan desdibujadas estas realidades y necesidades. Si bien es importante promover la alegría en las infancias, no podemos simplemente pasar por alto los riesgos que enfrentan, así como los roles y estereotipos que se siguen fomentando.
Los espacios destinados para abordar estas problemáticas se siguen destinando a un par de horas durante el ciclo escolar, principalmente a madres y padres, pero no se debe hacer de lado el trabajo con las infancias, pues desde las prácticas adultocentristas se invalida su capacidad de comprensión, reflexión y autodeterminación; por lo que se deben crear acciones dirigidas a niñas y niños; a pesar de contemplarse en políticas públicas como el Programa Estatal contra la Trata de Personas con fines de Explotación Sexual en Niñas y Mujeres 2022–2027, que administración tras administración ha sido omisa su aplicación.
La escuela, como institución, tiene una gran responsabilidad en hacer accesible la información sobre sus derechos a la niñez, de fomentar entre sus festejos, mecanismos de empoderamiento, autonomía, eliminación de prácticas machistas y estereotipadas, más allá de sus semanas de peinados y sombreros locos, pues las escuelas deben ser también espacios seguros, de igualdad y no discriminación, en donde el bienestar contemple también convivencias saludables, así como una alimentación sana y no comida chatarra para sus festejos.
Deben contar con mecanismos y capacidades institucionalizadas para responder ante estas realidades que impactan directamente y de formas graves a las niñas y niños, pues siguen siendo pocos los esfuerzos por erradicar la violencia feminicida; no podemos normalizar que el día de la niñez se invisibilicen esta y otras problemáticas que viven muchas niñas y niños.
Colectivo Mujer y Utopía A.C.