A ciegas y sin mover una coma, será la aprobación del Plan Estatal de Desarrollo (PED) 2021–2027, porque la mayoría de los integrantes de la LXIV Legislatura local no saben y ni se han interesado en revisar las propuestas que la administración estatal impulsa y pretende concretar en su periodo de mandato constitucional.
Han pasado 20 días desde que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros remitió al Poder Legislativo el documento que será la base de las políticas públicas, que incluye proyectos y programas a ejercer por la administración estatal, sin que se hayan celebrado mesas de trabajo y de análisis del proyecto.
El proyecto, que aseguran contiene las propuestas de al menos 9 mil ciudadanos tlaxcaltecas que participaron en foros de consulta y especialistas, está, en los hechos, arrumbado, empolvándose y sin ser hojeado por los representantes del pueblo bueno.
Sin discusión ni análisis de por medio, hasta ahora los diputados están dispuestos a aprobar, como ocurrió con el Presupuesto de Egresos 2022, el documento sin que le muevan una coma, ni un punto, es más, ni la tipografía al documento.
Por ello, aseguran –quizá como excusa– que el proceso legislativo estará planchado; no habrá ni oposición para que los diputados aprueben el plan, que está basado en cuatro ejes estructurales: Estado de derecho y seguridad; Bienestar para todos; Desarrollo económico y medio ambiente y Gobierno cercano con visión extendida; además, incluye dos ejes transversales: Género e igualdad y Desarrollo Regional.
De ser así, los diputados darán su visto bueno, a más tardar el próximo 30 de marzo, aunque a ciegas, a la creación del Centro de Control, Comando, Comunicaciones, Cómputo, Coordinación e Inteligencia (C5i), a la construcción del albergue de alta seguridad para personas víctimas de trata, a la ciudad administrativa y unidades de servicios integrales, al centro de atención mental y el santuario del bienestar animal de Tlaxcala, entre otros proyectos “detonadores”.
Los representantes del pueblo, encarnados en los actuales diputados locales –en su mayoría–, nuevamente dejarán pasar la oportunidad de cumplir con su papel y sus funciones y, en cambio, abonarán al imaginario social que los han visto siempre como una oficina de trámite del Ejecutivo local en turno.