Martes, junio 24, 2025

Zaid Lagunas: investigaciones paleontológicas del INAH Puebla deben socializarse

Destacamos

Hallazgos como el fósil del caparazón del Gliptodonte ocurrido en 2017 son ejemplo de que es muy importante que las investigaciones paleontológicos no se queden en el laboratorio, sino que se den a conocer a la población, señaló el investigador del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Puebla, Zaid Lagunas al recordar, al lado del arqueólogo Sergio Suárez, el rescate de los restos fósiles de este armadillo pleistocénico ocurrido en el barrio Guadalupe Analco, en la junta auxiliar de Santiago Tenango del municipio General Felipe Ángeles.

De manera remota, en una conferencia virtual a través del Facebook del Museo Regional de Puebla, los investigadores del Centro INAH Puebla señalaron, de paso, que un rescate como este permite ver que “las instituciones pueden trabajar con la población”.

“Hacer esta charla es un ejemplo reciente de cómo pueden funcionar las cosas: se da el hallazgo, se avisa al instituto, acude el personal y con apoyo de la población pueden regresar”, dijo Sergio Suárez en referencia a que semanas atrás, el ejemplar fósil tiene su propio espacio en la comunidad bajo la custodia de la asociación civil Tenango Cultura y Tradición.

El arqueólogo señaló que precisamente en el rescate de 2017 fue un gran apoyo de la población, en particular Alejandro Huerta, presidente auxiliar de entonces. “Hubo confianza para dejar que se trajeran los restos para su limpieza y estudio con el compromiso de que harían una asociación civil y habilitaran un espacio, algo que acaba de suceder”.

Refirió que al barrio Guadalupe Analco se llega por la autopista 150 de la carretera Puebla Orizaba, a la altura de Quecholac. Recordó que, en 2017, un vecino escavó una cueva dentro de una barranca, donde encontró los restos. Precisamente, la población de Santiago Tenango tiene barrancas que en tiempos de lluvia se deslavan y hacen surgir los restos.

Suárez expuso que, al hacer la excavación y un pozo de tres por tres metros en la ladera norte de la barranca, cubierta por tepetate, se registraron hallazgos culturales consistentes en dos tepalcates muy erosionados que dan cuenta del antiguo Quecholac, quizás del periodo Clásico.

“Lo primero que hicimos fue delimitar el hallazgo pensando que era un cráneo, conforme se excavó se vio que era otra cosa. La técnica fue rodearlo para explorarlo con más cuidado, teniendo un espacio plano donde caminar. Se encontró un caparazón de un gliptodonte, similar en la actualidad a un armadillo, pero superior en tamaño. Estaba bocabajo lo que deja ver que quizá fue volteado por animales carroñeros o por el humano para aprovechar su carne, de lo contrario no se podría haber entrado a su caparazón”, contó Suárez.

Agregó que su exploración les llevó tiempo por las capas del suelo y cuando finalmente se logró, se fueron recuperando los restos y las muestras. Detalló que el corte de la barranca fragmentó el cráneo del animal, pues no se encontró, así como no se hallaron otros huesos del interior. No obstante, el caparazón parecía estar completo y como la cola la tenía cerrada, hacia abajo, estaba completa.

Los restos, indicó el arqueólogo, se envolvieron con bandas de tela bañadas de yeso, algo que fue dando consistencia y permitió desprenderlo del suelo para ser transportados hacia la población. Fue ahí, gracias al apoyo de los vecinos que consiguieron maderas para llevarlos, que se pudo llegar a la presidencia municipal donde se quedaron en custodia hasta el día que viajaron al Centro INAH Puebla donde durante dos años fueron limpiados, consolidados, estudiados y exhibidos.

“Sus rosetas limpias son impresionantes. En las imágenes de entrega a la comunidad, se refleja el interés porque regresara”. En ese sentido, el arqueólogo Sergio Suárez consideró que si bien es plausible que la comunidad se organice y haga un museo propio, sería más óptimo hacer un museo regional en el que se contengan otros hallazgos: el ocurrido en 2019 en el paraje Casa Blanca del barrio de San José Buenavista donde se rescataron diversos restos de mastodonte, o el sucedido en 2002 en la ladera del cerro El Frijol en Santa Catarina Villanueva, con el rescate de dos defensas de mamut, varias vertebras y partes de pelvis que están en proceso de limpieza.

Para Zaid Lagunas, el caso del Gliptodonte deja ver la importancia de dar a conocer los hallazgos para la historia de la biología y la paleontología regionales. De paso, dijo que es importante que las investigaciones generadas no se queden en los laboratorios, sino que se den a conocer, así como abrirlos a los estudios científicos.

El antropólogo físico completó que los hallazgos paleontológicos atendidos por el Centro INAH en Puebla, así como la colección de resguarda legada por Juan Armenta Camacho, dejan ver que el INAH “no solo resguarda las cuestiones arqueológicas y de antropología física, sino que tiene a obligación de hacer salvamentos y estudios de este tipo”.

Ultimas

Armenta inaugura “Tonalli Energía Solar”, primera fábrica de paneles solares en el país con capital migrante

El gobernador Alejandro Armenta Mier inauguró este martes la primera fase de “Tonalli Energía Solar”, la primera fábrica de...
- Anuncios -
- Anuncios -