Dos acontecimientos electorales, ocurrido, uno, en Estados Unidos; y, el otro, por acontecer en Chile, donde el 21 de este mes de noviembre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales, junto con la de diputados y senadores.
En Estados Unidos, hubo elecciones en el estado de Virginia, donde los demócratas han gobernado los últimos 10 años. Esta vez, en las elecciones de la semana pasada. Por eta razón, y porque ahí ganó Joe Biden con buena diferencia. Resulta que el candidato demócrata enfrentaría a un candidato republicano que siempre ha proclamado su apoyo a Donald Trump, cuando este fue presidente de Estados Unidos y mantiene ese apoyo hasta la fecha. Por estas razones, entre otras, el haber gobernado los demócratas durante una década, la derrota en las presidenciales de Trump y la profesión de fe trumpista del candidato republicano, el candidato demócrata era amplio favorito. En estas circunstancias, los demócratas basaron su campaña electoral en mostrar la cercanía del candidato republicano con el ex presidente Trump; por su parte, los republicanos basaron su campaña en plantear los problemas e intereses de las clases medias, y destacando su participación clave en la vida social y económica estadounidense.
Este hecho, señalan algunos analistas, bien podría estar ocurriendo en otros estados de la Unión, dada lo que llaman “la decepcionante gestión de Biden”. El problema es que, entre el voto duro republicano, que es poco más de 70 millones, y los votos que logren arrebatar a los demócratas, se podría estar construyendo la relección de Trump en las próximas elecciones presidenciales.
El otro acontecimiento inquietante, tiene que ver también con el proceso electoral del 21 de noviembre, cuando los chilenos vayan a las urnas a elegir al presidente de la República, y al Congreso. Para las presidenciales, se inscribieron 7 candidatos, pero en las últimas encuestas se perfilan como triunfadores Gabriel Boric, ex dirigente estudiantil, postulado por la coalición de izquierda, “Apruebo Dignidad”, surgida de la insurrección ciudadana de octubre de 2019; a su vez, el candidato de la derecha pinochetista, del Partido Republicano, José Antonio Kast, abogado de 55 años quien se ha manifestado siempre en favor de la dictadura de Augusto Pinochet y partidario de las políticas de Jair Bolsonaro, el ultra reaccionario presidente de Brasil. Las encuestas levantadas más recientemente, indican que cualesquiera de los dos podrían ganar la elección del próximo domingo 21 de este mes, pero que ninguno alcanzará la mayoría absoluta (más del 50 por ciento de los votos emitidos), por lo que ambos irán a una segunda vuelta programa para el 19 de diciembre de este año.
En una encuesta realizada por la empresa Criteria, posiciona como líder de intención de voto a Gabriel Boric, con el 26 por ciento de apoyo. Lo que sorprende es que algunas encuestas dan como trufador al candidato ultraderechista Kast, que se convirtió en favorito para ganar las presidenciales chilenas, al obtener 22,2 por ciento en la preferencia electoral de los encuestados, sobrepasando a Gabriel Boric, que obtuvo el 17.4 por ciento y quien, hasta ese momento lideraba los sondeos, resolvió la agencia encuestadora Pulso Ciudadano, en su encuesta levantada el domingo 7 de este mes.
Sin duda, este resultado posible, necesariamente, obliga a la reflexión. ¿Qué pasó con las grandes movilizaciones de hace dos años, en las que, alejada delos partidos políticos tradicionales, y de manera espontánea, la población se movilizó, y hasta se llegó a hablar de una Nueva Izquierda acorde con la realidad chilena y que pudiera extenderse por Nuestra América? ¿Cómo fue posible la recuperación de la derecha que reivindica al régimen económico, político y social impuesto por la dictadura de Augusto Pinochet? ¿Qué discurso empleó la derecha para convencer a la población de votar por la ultraderecha, cuyo régimen provocó que Chile se convirtiera en el país más desigual de América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo después de la región subsahariana? Una hipótesis que se puede adelantar, es las dificultades que ha tenido para funcionar la Constituyente, encargada por de elaborar un nueva Constitución que sustituya a la impuesta por Pinochet para prolongar su régimen sin el dictador.
De darse ese demoledor resultado, que significaría un triunfo del pinochetismo, no sólo Chile, sino Nuestra América, sufrirán un retrograda retroceso político y se fortaleciera la alianza derechista que quiere hegemonizar el brasileño Bolsonaro.