El pasado 11 de febrero Enrique Peña Nieto presentó su Política Nacional de Vivienda, que entre otras cosas prometió lo siguiente: “Una mayor y mejor coordinación interinstitucional; transitar hacia un modelo de desarrollo urbano sustentable e inteligente (sic); reducir de manera responsable el rezago de vivienda a través del impulso de más de un millón de acciones (resic)”. Estas promesas, al parecer, resultan ser otra burla más de la tecnocracia gubernamental y la plutocracia privada en contra del pueblo.
Documentos como el citado desconocen la realidad de grandes sectores de la población, como lo mostró el reciente informe publicado por la Secretaría de Hacienda donde se evidenció la problemática de “19 millones 56 mil hogares que presentan condiciones lamentables de pobreza y hacinamiento”, es decir, aproximadamente 80 millones de personas viven en rezago habitacional”. Estas cifras muestran lo lejano que están las políticas oficiales de resolver los problemas de la población.
Pero las tragedias para la aguantadora clase trabajadoras, tiene su origen en la voraz clase capitalista del país, que tiene como cómplice eficaz a quienes se han apoderado de los aparatos gubernamentales.
En México, tres son las principales fuentes de ingreso para la burguesía: el petróleo, las remesas y el turismo. En cuanto al primero, se sabe bien cómo se ha saqueado a Pemex por medio de un sistema fiscal absurdo y punitivo, que ha convertido a la paraestatal en el sostén del ingreso público; el problema es que Pemex no puede invertir sus ingresos en mejorar su actividad dadas las abusivas exigencias fiscales, impidiéndole reactivar sus diversas áreas productivas y de ahí la urgencia por “modernizarla”.
Por lo que toca a las remesas (recursos económicos enviados del extranjero), desde hace algunos meses están mostrando una tendencia a la baja. De acuerdo con el Banco de México, “Desde hace once meses las remesas disminuyen, hasta el mes de mayo de este año sólo se habían depositado 2 mil 33 millones de dólares, lo cual representa una contracción de 4 por ciento, en relación a mayo de 2012”.
En cuanto al turismo, otra de las actividades fallidas en el gobierno de Calderón, que prometió convertir a México en el quinto destino de los viajeros del mundo, resultó una de las tantas promesas incumplidas; su “guerra” contra el narco, produjo consecuencias contraproducentes para el país, sus habitantes y el turismo, que hoy languidece sin remedio.
Esta situación, entre otras, ha generalizado los pronósticos a la baja del crecimiento económico para este año. Las mediciones más optimistas ya ubican el crecimiento de la economía nacional en apenas 2.8 por ciento y nada parece detener el estancamiento.