¡Y regresé! Sentí mi corazón palpitar con fuerza mientras hacía cola en la entrada de la Dirección General del Registro Civil del Estado de Puebla, desde las ocho de la mañana. Conté: ¡Soy la séptima! Mi hijo siempre me pregunta qué tengo yo con los números que todo lo cuento: turnos, topes, kilómetros, rayitas, personas.., Y con los colores porque siempre ando viendo si combinan o no: verde, amarillo, rojo, blanco, azul, rosa, morado y naranja. Miraba entre los barrotes de la reja como si fuera una potranca que sabe que le soltarán la rienda para que retoce sin amo a la vista; ¡quería correr sobre mi rayita blanca, la mía, la original, y la busqué en medio de las seis del arcoíris pintado en el suelo!
Cuenta la leyenda que Manuel Carmona, director general del Registro Civil de Puebla, para atender de manera eficiente e inmediata el desorden que encontró en atención al público, convocó a su personal a una “Guerra de Ideas” donde las rayitas se llevaron el gane. Era tiempo de lluvia, pero como los trolls no se mojan, pusieron manos a la obra. ¡Imagino a los funcionarios de pipa y guante en horario de atención al público, en traje de carácter al cerrar las oficina, empezar a barrer el patio lleno de hojas de árbol, ramas, polvo, basura y lo que se acumule; sacar las reglas de metro, el maskin tape contar las oficinas a las que había que conducir al público, decidir los seis diferentes colores de aceite para señalarlas en el pasillo central, lo grueso de las rayitas que tenían que estar bien rectas y sin salirse del maskin, para que condujeran a todas las personas a su destino y decidir qué color para qué oficina. ¿Qué color primero? ¿Qué color después? ¿Qué color al último? ¿Qué color para qué oficina? ¿Y si no combinan las rayitas ya pintadas en el suelo? ¿Las repintamos hasta que nos salga un arcoíris chingón? (¡Ésa sería yo!) ¡Y pusieron manos a la obra! Tendría que quedar ese mismo día. ¡Y lo hicieron!
Hoy anduve todas las rayitas y mi niña hermosa de kínder saltó a la palestra y tomó el control; caminé sobre la verde, pero me regresaron a la blanca que es mi favorita y la más larga; anduve por la roja y la azul que combina con todo y al final me mandaron a la naranja que me gustó por encendido: seis en total.
Caminaba sobre las rayitas cuando recordé una tradición muy sentida y especial de cuando trabajé en el Panteón de la Piedad como Directora, de cuando los familiares de los difuntos deciden la ruta para llevarlos a “Recoger sus pasos”; cargan en hombros el féretro o lo llevan en carroza, lo pasean por los lugares donde más disfrutaba ir y que el difunto pueda transitar al otro mundo con sus pasos recogidos.
“Recoger mis pasos”, pensé. Cuando mi vida transcienda y mi cuerpo sea cenizas, mis pasos pasarán forzosamente por la rayita blanca en el patio del Registro Civil de Puebla. Es mi encargo.