Andy Warhol (Estados Unidos, 1928- 1987) pasó por Puebla. Del icónico artista del pop art, un cúmulo de serigrafías fueron subastadas en un hotel céntrico de la ciudad por el también artista multidisciplinario Juan Díaz Infante (México, 1961) quién, animado por el espíritu y la fama que rodea al creador estadounidense, está seguro que serán los artistas, precisamente, quienes darán la pauta y abrirán los caminos culturales hoy cerrados por el Covid-19.
Previo a la subasta de arte organizada por PopUp subastas, firma que se gestó a inicios de los años 90 del siglo anterior entre Díaz Infante, Felipe Ehrenberg y la Galería Guraieb, entre otros, el fotógrafo y poeta señaló que los artistas no tienen por qué esperar. “Es momento de ser audaz, de ser intrépido… si te tienes que vacunar, vacúnate, no nos podemos quedar encerrados”, dice seguro acompañado por Mónica Barragán, miembro de PopUp y artista escénica.
Lo intrépido y lo audaz, señala durante una entrevista, tiene que permear incluso a quienes ocupan los puestos políticos y la función pública, pues está seguro que “lo que nos va a sacar de la bronca es la imaginación”.
Díaz Infante, curador en jefe del festival Transitio_mx, asegura por tanto que sin importar el “color” de la bandera política, lo que se necesita es gente que “sepa soñar, que tenga un futuro, que sea intrépida e imaginativa”.
“Creo que es el momento de los artistas, pues para generar nuevas metáforas, los artistas tienen que estar creando”, afirma contento el impulsor el proyecto Ulises I, con el que lanzó el primer satélite mexicano con fines artísticos, creado por ciudadanos.
Cargado con una carpeta en la que contiene las serigrafías no solo de Warhol, sino obras originales de Rufino Tamayo y Francisco Toledo, entre otros que son visibles y se pueden adquirir en el sitio electrónico https://popupsubastas.com/, señala que Pop Up subastas tiene que ver con un “artista sustentable”, pues el artista también tiene que cubrir sus necesidades básicas.
Díaz Infante refirió que a 30 años de las primeras subastas “que le divertían a Ehrenberg” y en el marco de políticas culturales que “descalifican” a los artistas y han redireccionado los fideicomisos, se renovó el proyecto de subastas como una posibilidad cultural sustentable, con nuevos socios -como Mónica Barragán-, y cambios para quitar lo “acartonado”, frente a los museos cerrados y con la propuesta de hacer de las subastas “una historia narrada”.
Al respecto, Mónica Barragán, encargada del proyecto Subastas para principiantes, explicó que se busca que quienes participen de ella puedan acceder a las obras. “Se vale todo, se vale preguntar. La gente se incluye y se hace una cadena en donde se puede comprar, con obra que va de los cero pesos hasta 125 mil pesos a meses sin intereses”.
Completó que se busca que la gente inicie una colección personal y al mismo tiempo conozca el arte contemporáneo, conociendo el arte “desde el punto más alto”.
El concepto de Warhol, recordó Juan Díaz Infante, comenzó en Toluca, estado de México, en un restaurante de mediados del siglo XX que recibió “las latas, las Marilyns y las Monalisas” del artista, en una “energía” que no se pudo explicar ni definir, pero que provocó que las serigrafías de tiraje abierto fueran asequibles para el público local.
A partir de ahí, se decidió que Warhol sería un visitante: en Puebla, luego en San Miguel de Allende, Tapachula y en Chihuahua para más allá del pop art, generar una identificación “pop” entre el proyecto y los posibles compradores. “Todo este engranaje nos lleva, ahora estamos en Puebla, en la matrix Covid-19 que nos lleva a hacer robots en medio de semáforos que nos permiten circular en México”.
Concluyó que, al final, se trata de generar una narración propia en la que el llamado es no tener miedo al arte, sino acercarse y ver que es para todos.