En el último año, se reportó un total de 279 mil 614 divorcios en el estado, lo cual significa un incremento de 100 por ciento más que en 2016, siendo la violencia intrafamiliar la principal causa.
La información fue dada a conocer por el maestro Francisco Javier de la Fuente Linares, durante la mesa de opinión sobre el “Divorcio y la Violencia Intrafamiliar”, en donde también participó el doctor en Psicología, Abelardo Fernández Fuentes, y el abogado Jaime Brito Naylor.
En su intervención, el profesor de la Escuela Libre de Derecho dijo que el nivel de divorcios en Puebla es atroz y alarmante, sin embargo, informó que habría que investigar si con ello se ha bajado el índice de feminicidios en el estado.
Más allá de dar solución a los problemas en pareja, dijo que el divorcio deja secuelas a la familia que van desde el incremento de la violencia hasta el acoso escolar.
En rueda de prensa, precisó que según datos del Tribunal de Justicia en el estado, en 2013 se registró un total de 108 mil divorcios en la entidad, de los cuales 12 mil 790 fueron administrativos.
Para 2016, el académico dijo que hubo un incremento de 30 mil divorcios más, es decir, la cifra se elevó a 139 mil casos.
Mientras que en 2017 las separaciones de parejas siguieron al alza, con el reporte de 279 mil 614 divorcios, 252 mil 236 por denuncias y 27 mil administrativos.
Por esta razón, el especialista propuso que el Estado debe trabajar en la creación de un nuevo Código Familiar y legalizar las pláticas prenupciales, como un requisito esencial.
Admitió que estas pláticas podrían ser mal interpretadas como una postura moralina, por lo que debería ser asumida por el Sistema DIF Estatal.
Señaló que los divorcios afectan tanto a matrimonios heterosexuales y homosexuales, siendo los hijos los más afectados psicológicamente.
Francisco Javier de la Fuente advirtió que con los divorcios “se está descuidando el interés superior del menor”, pero sí admitió resuelve el problema de pareja pero no del cuidado de los hijos.
En ese sentido, reveló que cinco de cada 10 niños en Puebla son víctimas de violencia según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de 2017.
Asimismo, el académico alertó que durante los procesos de divorcios se elevó el número de suicidios en menores en la última década, al pasar de 3.2 a 4.4 casos por cada 100 mil habitantes.
“La violencia se ha incrementado, debido a que hemos desprotegido a la familia”, acotó.
Ante tal panorama, concluyó que el incremento de divorcios está creando nuevas personas que pueden provocar delincuencia, alcoholismo, trata e infinidad de problemas que ahora se pueden ver en la familia.
“La violencia ha cundido tanto que es alarmante, está generando delincuencia y la gente ya no se conforma con sólo castigar sino con la venganza que privada vidas”, reconoció.
El experto en el tema dijo que hay varios tipos de violencia, como la física, psicológica y verbal, la cual comienza desde la primera infancia.
Por ello, recomendó que, desde las escuelas, deba existir la mediación para evitar por ejemplo el acoso escolar, que los mismos alumnos sean responsables y traten de resolver sus problemas.
Mientras que la violencia en la mujer –señaló– es producto de una cultura machista, donde la sociedad está acostumbrada a que el hombre juegue un papel preponderante en la familia, como proveedor, y las esposas en roles de madre y cuidadora.
Un divorcio es más devastador que la pérdida de un familiar cercano: psicólogo
En su oportunidad, el psicólogo Abelardo Fernández Fuentes dijo que es necesario vincular la parte legal y humana en un proceso de divorcio.
Explicó que la violencia no solo es física sino psicológica, desde la coerción, la amenaza permanente, la indiferencia, el silencio, la agresión pasiva, constante vigilancia y sometimiento contra la mujer, principalmente, así como conductas celotípicas.
“La burla, mofa, ridículo, sarcasmo, hostigamiento, hostilidad permanente, chantaje cotidiano en una relación y el engaño, así como la traición, la falta de compromiso y traición, también es violencia”, sostuvo.
Desde el punto de vista psicológico, resumió que un divorcio es una experiencia devastadora que una persona puede vivir incluso con mayor intensidad que la pérdida de un familiar cercano.
“Las personas pierden casas, proyectos de vida y patrimonio e incluso a los hijos, por eso el Estado debe proteger a la institución familiar, más allá de su labor jurídica, porque un país lleno de divorcios es un país fracasado y en depresión”, señaló.
Al final, coincidió que la mediación es un trabajo importante, donde se debería incorporar psicoterapeutas y no sólo abogados profesionales que están enterados de este fenómeno social.