La geopolítica del conocimiento, en función de la invención del mundo construido por los discursos hegemónicos, establece representaciones donde históricamente se imponen las epistemologías del norte sobre las del sur, conocimientos eurocéntricos por encima de los no occidentales, etc. Eduardo Galeano señala que hasta el mapa miente, el mundo se nos muestra como el dominante desea que se muestre. Adrienne Rich, observa que un lugar en el mapa es un lugar en la historia, los conocimientos no son exclusivamente geográficos, sino históricos y socioculturales.
La violencia epistémica, también denominada injusticia epistémica, refiere a las prácticas que históricamente han sido descalificadas y silenciadas, cuyos relatos y conocimientos al ser percibidos como diferentes, subalternos y dominados, se han invisibilizado a través de los años, despojando pueblos y regiones enteras de conocimientos y condiciones para la creación y reproducción de los mismos. Sin embargo, el conocimiento ancestral, ha resistido, y en lo cotidiano se establecen relaciones que trascienden las clasificaciones impuestas, conocimientos que se generan, producen, y distribuyen pese a lo que la totalidad ha intentado imponer violenta y sutilmente, como único conocimiento.
La organización de nuestros mundos, está en función de la construcción de conocimiento y viceversa. El conocimiento está situado, histórica y geográficamente. La violencia epistémica ha silenciado modos de vida. Se sepultaron a los dioses y diosas precolombinos y con ellos muchas de las prácticas ancestrales del conocimiento científico de los pueblos originarios, como el cuidado de la madre tierra.
Las resistencias y las disputas de conocimiento, territorios, cuerpos y modos de vida, han logrado que saberes ancestrales sean preservados y transmitidos a nuevas generaciones. La intelectualidad dinámica y creativa de los pueblos originarios van decolonizando saberes, los conocimientos se recuperan y se dinamizan. Surgen nuevos conocimientos desde las miradas decoloniales, como lucha contra la violencia epistémica. Un ámbito importante es el cuidado de la Madre Tierra. El cuidado de la naturaleza vuelca la mirada al conocimiento de los pueblos primigenios.
La decolonialidad del poder, del ser y del saber, radica no únicamente en reconocer y valorar los conocimientos ancestrales, sino también en reconocer las epistemologías decoloniales y contemporáneas de los pueblos originarios, la capacidad de crear ciencia y tecnología para resolver los problemas actuales y no únicamente como referente del pasado. Reconocer la sabiduría ancestral que crece, se transforma, se adapta y posibilita la creación de nuevos conocimientos. Conocimientos contemporáneos de los pueblos originarios y afrodescendientes, donde la Madre Tierra no es fuente inagotable de riqueza, no debe ser dominada, colonizada, explotada y violentada para cubrir las necesidades de la codicia capitalista.
El conocimiento de los pueblos originarios, y las voces por el cuidado de la Madre Tierra, son narrativas que disputan espacios políticos como la propuesta de un proyecto civilizatorio diverso, que reflexiona sobre la urgencia de tomar acciones conscientes que posibiliten la reproducción de la vida a partir del cuidado de la Naturaleza. Son esas epistemologías a las que debemos apostarle.