San Cristóbal de Las Casas, Chis., La organización de la sociedad Las Abejas de Acteal, a la que pertenecían los 45 indígenas masacrados el 22 de diciembre de 1997, afirmó que la violencia imparable que prevalece en los municipios de Chenalhó y Pantelhó se ha convertido en un monstruo que devora a toda persona que encuentra a su paso.
Expuso que habitantes de comunidades de ambas localidades se han desplazado de manera forzada por los disparos frecuentes de los grupos armados.
Agregó que, como ya es sabido, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional permiten que tales actos ocurran bajo sus propias narices. Los sobrevivientes de Acteal, sobre todo las mujeres que vivieron el ataque y el terror de los paramilitares durante unas seis horas en 1997, se han enfermado por el pánico y han tenido crisis sicológica.
La agrupación ofreció ayer una conferencia en Acteal para recordar que hace 15 años la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó liberar a los autores materiales de la masacre.
En un comunicado, manifestó: “aquí seguimos los sobrevivientes, no nos hemos dejado vender ni manipular por los gobiernos responsables de la tragedia ni por los gobiernos actuales que con su indiferencia y su falta de voluntad política han decidido mantener en la impunidad a los autores intelectuales de la masacre”.
Sostuvo que la situación de violencia que prevalece en la zona es muy similar a la que vivieron en días previos a la matanza de Acteal, perpetrada por paramilitares priístas.
La Abejas reiteró que la inseguridad es ahora más frecuente, escuchamos balaceras y nos regresa ese miedo, ese dolor; “ese recuerdo nos remonta a 1997, ha sido muy difícil”.
Hemos pedido (al gobierno) que ya nuestros hijos no pasen lo que nosotros vivimos; nuestros hijos están viviendo esa realidad tan cruel y todo esto es porque el gobierno mexicano lo ha permitido, “¿cómo? Con la impunidad”.
Manifestó que los autores materiales de la masacre que empezaron a salir de la cárcel el 12 de agosto de 2009 están viviendo en la zona tranquilos, gozando su premio; recibieron cinco hectáreas, reconstruyeron su casa y fueron pensionados.
Lamentó que en México y Chiapas los perseguidos y castigados continúen siendo los que luchan por la libertad, la verdad y por justicia, perdonando a los que matan a personas, simulando que no pasa nada.
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