A puerta cerrada y con un severo dispositivo de seguridad privada que incluyó binomios caninos con guardias portando uniformes al estilo de corporaciones policiacas de empleo táctico –SWAT–, directivos de Bonafont y el presidente municipal de Juan Crisóstomo Bonilla, volvieron a activar la planta de esa filial del consorcio francés Danone ubicada en la junta auxiliar de Santa María Zacatepec.
Sin duda, la manera en la que el acto de reinauguración fue llevado a cabo dice mucho del estilo que ha distinguido a la empresa, que es repudiada por el Frente de Pueblos de la región de Cholula.
Aunque trascendió que los representantes de la compañía de origen francés informaron que ahora las instalaciones en esa junta auxiliar del municipio de Juan Crisóstomo Bonilla solo serán utilizadas como almacén para distribuir el agua embotellada en 10 rutas hacia Puebla y Tlaxcala, lo cierto es que no hay garantías de que el pozo que supuestamente está dañado, pueda seguir siendo utilizado o que, en su defecto, se escarbe uno nuevo.
A más de un año y medio del conflicto la opinión pública sigue ignorando cuál es el impacto que la actividad de esa compañía tiene en los mantos freáticos de la región y tampoco se ha determinado si tiene responsabilidad en el socavón aparecido en mayo de 2021, como lo han acusado los campesinos de la zona.
Es necesario que las autoridades encargadas de vigilar el aprovechamiento racional del agua vigilen de cerca a Bonafont y que no sean solo las dependencias promotoras del comercio y la inversión las abocadas a la procuración de la compañía, porque en este caso se está hablando de un recurso elemental para la vida.