No importan los riesgos, no importa ir solo, peor sería regresar a donde las pandillas de la Mara Salvatrucha imponen su ley, en donde no se puede vivir en paz, en aquel sitio en el que policías y delincuentes son prácticamente lo mismo.
El próximo lunes, ante las amenazas del mandatario estadounidense Donald Trump, por el despliegue de elementos de la Guardia Nacional en la frontera con México, se disolverá la caravana del “Viacrucis Migrante del 2018”, pero en la mente de los centroamericanos que ayer llegaron a Puebla, en su mayoría, no pasa la posibilidad echarse para atrás.
“Regresar a Honduras sería solo a morir de hambre”
Al fondo de un estrecho y largo túnel iluminado con tragaluces, en un salón anexo de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en la Colonia Aquiles Serdán de la capital del estado, descansa sobre bolsas, con lo poco que ha podido traer consigo, Cindy Meléndez.
Un día de marzo ella y su marido decidieron vender todo lo que tenían en casa, el refrigerador, la estufa, la televisión, el ventilador y hasta la cama. La inseguridad de Honduras se volvió insoportable y se agudizó cuando el presidente Juan Orlando Hernández se reeligió.
Relató que tenían que pagar a las pandillas de Maras incluso para que permitieran a los niños jugar en la vía pública.
“Ocurrieron muchas crisis en el país, las Maras se revolvieron, hay más violencia, privatizaron lo que es la salud, lo que es las escuelas. Mis hijos no pueden vivir así. Yo cuidada niños y en la mañana vendía comidas y debido a la crisis ya no había trabajo para darle de comer a mis hijos”.
La situación llegó a tal grado de que con apenas 6 mil lempiras (4 mil 612 pesos) en el bolsillo, decidieron emprender el viaje hacia Estados Unidos, trayendo consigo a sus dos hijos de 6 y 8 años y dejando con familiares al mayor, de 10 años de edad.
“No conocíamos el camino, era primera vez, más con los niños, que los zancudos, dónde hacer las necesidades, dónde lavar, dónde comer”, dijo Cindy.
Regresar y volver a sufrir no es una opción, es preferible para ella seguir, aunque sea caminando, como lo hicieron en un principio y hasta por tres horas para salir de Honduras.
“Me da más miedo estar en mi país, quizá podríamos morirnos de hambre o de alguna enfermedad o las mismas maras nos podrían matar porque ahí no se puede denunciar a la policía porque la misma policía les da información de nosotros a ellos para que vayan a la casa y nos vayan a asesinar”.
“¿Qué les puedo dar estando allá, así como está Honduras?”.
El 15 de marzo salieron de El Progreso, al norte de Honduras, Víctor Samuel Guevara Maldonado, de 34 años, y su primo Joel Antonio Fuentes; siete días después se unieron en Chiapas a la caravana del Viacrucis Migrante 2018.
Diez años trabajó como taxista, pero la cuota semanal de 300 lempiras (230 pesos mexicanos) que le impusieron los maras ya no podía ni quería pagarla, además de que los salarios bajaron y simplemente no alcanzaba para comer ni él ni su familia.
“Hace como unos cuatro (años) empezaron ya cobrar renta (extorsionar). Yo siempre era puntual por mi familia. Había algunos a los que se les arruinaba el carro y no podían arreglarlo y había que dar la cuota y los llevaban y los golpeaban, algunos fueron asesinados. Uno mira y mejor emigra de ese país para mejorar a su familia”.
Sus hijos le piden que regrese, pero él mismo se cuestiona “¿Qué les puedo dar estando allá, así como está Honduras?”.
“Yo me quedo en México, no ha estado en mis planes ir a Estados Unidos”
Problemas familiares y la violencia desatada por narcotraficantes orillaron Henry L., a salir hace tres años de Colón, Honduras, a sus escasos 14 años de edad.
“Si tú tienes allá algo que vale, que tienes y ven que está bonito y lo tienes bien y todo, ya llega otra persona queriéndotelo quitar y si tú no lo das, pues te matan”, indicó al mencionar que él vivió una experiencia que prefirió no contar por lo grave que fue.
Desde que dejó su país de origen solo había estado en Tonalá, Chiapas, donde algunos profesores le dieron trabajo en la distribución de productos agropecuarios y asilo. Viaja en la caravana porque dos de sus hermanos, que emigraron con sus hijos de 1 y 2 años, se lo pidieron.
Ni una vez han intentado cruzar hacia Estados Unidos y no piensa hacerlo, su meta es quedarse en México y si es posible, en Monterrey. Por eso, el próximo lunes no acompañara a sus familiares en su sueño de atravesar la frontera norte, prefiere regularizar su situación en este país y quedarse a vivir aquí.
A honduras solo piensa regresar a visitar a su madre, de 40 años, y a su hermano mayor, de 20 años, que vive con ella; este último le ha dicho que no vuelva, pero no le explica el motivo, aunque es muy probable que sea por la difícil situación económica y de inseguridad que atraviesa ese país.
Migrantes permanecerán en Puebla hasta el lunes
A Puebla capital arribaron ayer alrededor de 900 migrantes provenientes de países centroamericanos, de las cuales 50 son menores de edad y 300 son mujeres. 80 por ciento son originarios de Honduras, 10 por ciento de El Salvador y el restante de Guatemala y Nicaragua.
Los primeros 60 migrantes llegaron a la parroquia durante la noche del miércoles, aunque la mayoría de ellos arribó ayer y partirá el próximo lunes con rumbo a la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, en donde la caravana se disolverá, de acuerdo con lo que informó Gustavo Rodríguez Zárate, sacerdote de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
A lo largo de su estancia, explicó, se les proporciona desayuno, comida, cena, servicio de baños, hospedaje, ropa y atención médica; todo con aportaciones de familias, universidades y de fieles de otras iglesias.
El párroco desde hace 11 años se ha dedicado a apoyar a los migrantes, es por eso que al cuestionarle sobre las últimas declaraciones del presidente Trump, no duda en señalarlo simple y sencillamente como un “hocicón”.
“Todo un año nos ha demostrado muy hocicón, muy publicista, usa los medios para justificar su puesto. Saben que necesitan a los migrantes, pero quiere justificar su postura y su egoísmo, pero así lo sostienen los estadounidenses y se les respeta, como nos pasa a nosotros, nosotros somos los que escogemos a los presidentes”, concluyó.
Ofrecen servicios de salud y orientación jurídica a migrantes
Afuera de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, personal de la Comisión de Derechos Humanos (CDH Puebla) permanece para proporcionar servicios de orientación jurídica a los integrantes de la caravana del “Viacrucis Migrante 2018”.
Jacobo Pérez Nolasco, visitador adjunto del organismo defensor, expuso que las personas que atendieron ayer no les reportaron haber sido víctimas de violación a sus garantías individuales en su paso por Puebla.
A los migrantes se les recomendó acatar los ordenamientos legales a lo largo de su trayecto por México. Ellos están protegidos en los derechos que marca la Constitución Política, además de los estipulados en tratados y convenciones internacionales.
Asimismo, afuera de la parroquia fueron desplegadas unidades móviles dentales y de salud enviadas por los gobiernos estatal y federal, así como una ambulancia de la Cruz Roja Mexicana.