El viernes pasado el líder histórico de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre, Rubén Sarabia Simitrio, anunció que dejaba la organización de la que fue cofundador y principal dirigente durante los 50 años de existencia, y que heredaba la conducción a su hijo Xihuel Sarabia Reyna. Esta casa editorial siempre ha dado cobertura a la organización y nos resulta cuando menos extraño este acto de Simitrio. Nos parece que rompe una tradición democrática de la organización gremial opositora de izquierda más importante del país. No puede concebirse que una decisión unipersonal, por más que sea del principal dirigente, sustituya la decisión de las estructuras que permitieron esta larga vida a la UPVA.
Se sabe que han sido desplazados de la dirección colegiada militantes de primer orden, como Rita Amador y Tonatiuh Sarabia, con métodos poco aceptables para una organización popular y democrática. Hay más elementos de preocupación detrás de estos hechos recientes, pero no hemos querido contribuir ni a la división interna ni a la manipulación informativa, esperanzados en que lo que parece son purgas internas pudieran superarse. Pero desgraciadamente no ha sido así.
Quisiéramos que esta forma de conducción política se corrigiera, se regresara a la toma de decisiones colectivas reales, no simuladas, a anteponer los intereses de los agremiados a los de un grupo familiar, a recuperar sus raíces ideológicas, por más que no se compartan exteriormente, pero que son la única garantía de mantener los principios que le dieron origen y le dan razón de ser a una agrupación.
Quienes se están viendo beneficiados por esta situación provocada por decisiones erróneas de quienes llevan actualmente el timón de la 28 de Octubre son las fuerzas que siempre han combatido: los políticos corruptos, sobre todo los de derecha, y, actualmente, incluso, grupos de la delincuencia organizada que están a la caza de condiciones para expandir sus negocios. Con esto se ha ensombrecido el 50 aniversario de la organización.