Ya no supimos nada de la Estafa Maestra, realizada en varias universidades del sur del país, el Estado de México y otros lugares del norte.
¿Por qué no reactiva la UIF o la Secretaría de la Función Pública (SFP) la investigación de esos esos manejos ilícitos y sanciona a los culpables?
Afortunadamente, Pedro Mellado (Sin Embargo, 10 de septiembre), hace un recuento de las innumerables transas y despotismo que existe hace 33 años en la Universidad de Guadalajara (U de G), que maneja caciquilmente, Raúl Padilla López.
Es un recuento pormenorizado, como ha impuesto desde entonces a todos los rectores de ese centro de estudios tan prestigiado por su Feria Internacional del Libro (FIL).
La cual, por cierto le dará este año el Premio Nacional de Fotografía al gran: Pedro Valtierra, y antes lo hizo con los notables: Héctor García y Rogelio Cuéllar, entre otros.
De los Rectores, dos han sido reelectos: José Antonio Mellado y Raúl Vázquez López, pero todos, sin excepción, han estado subordinados a Raúl Padilla, ya sea por ser funcionarios de la casa de estudios, dirigentes estudiantiles o magisteriales.
También, algunos de los nombrados tuvieron la desvergüenza de cobrar en dos nóminas: en las del PRD, hasta que Padilla rompió con esta organización, y en la mencionada Universidad.
El objetivo era claro, poder manejar desde un centro de estudios las candidaturas y las dirigencias partidistas.
Pero cuando el llamado Sol Azteca obtuvo, en 2018, menos del uno por ciento en la votación, y en 2020: 0.75 por ciento, ya no tenía caso seguir adelante.
Padilla López hizo a una de sus incondicionales: Mara Ramos, plurinominal por el Movimiento Ciudadano.
Al enfrentarse con Enrique Alfaro, el gobernador de Jalisco, por el presupuesto para la U de G, Raúl fundó Hagamos, partido político local, que obtuvo el 4 por ciento de los sufragios.
Padilla López, quien está distanciado de Andrés Manuel López Obrador, tiene nexos, todavía con el PRD, aunque ahora su preocupación es Hagamos, para atacar al gobierno federal y al local, de su antiguo socio, hoy enemigo, pero mandatario en Jalisco, Enrique Alfaro.
Lo importante, entonces, no es preparar jóvenes para el desarrollo del país y el avance social, más bien hacer política, manejar “tontos útiles” y ganar espacios de poder y terrenales (la U de G tiene instalaciones en casi toda la entidad y busca expandirse) y hacer grilla.
La organización Colectivo de Reflexión Universitaria (CRU) de la multimencionada universidad, señala en un texto, dirigido al actual Rector, Ricardo Villanueva Lomelí, que los grandes cambios que se necesitan en el centro de estudios es imposible hacerlos con el cacicazgo de Padilla López.
Recuerdan el dobleteo de sueldos de muchos personajes, el contubernio con varios grupos políticos, llaman a que los estudiantes y profesores puedan elegir a los directivos de divisiones y coordinaciones y evitar los llamados dedazos.
El CRU señala que en la pandemia y sus secuelas hubo baja en los salarios de los profesores, pérdida de empleos, se aumentaron las cuotas de inscripción, a pesar que los recursos propios de la Universidad han crecido en las últimas décadas.
Y llaman a no disminuir los Estímulos al Desempeño Docente y no reprimir el derecho a la crítica.
Además, se oponen a que se instalen restaurantes de lujo en las instalaciones universitarias, aumenten los salones para fiestas que no son de los académicos y alumnos, no privatizar instalaciones y transparentar las cuentas de un organismo gubernamental.
Por cierto, en muchas otras Universidades el comercio de actividades ajenas a las funciones esenciales ha crecido, haciendo de instalaciones grandes comercios que posibilitan el negocio de unos cuantos, incluso sin pagar los impuestos respectivos.
Las Universidades no deben ser coto privado de pandillas.
@jamelendez44