Domingo, abril 20, 2025

Una experiencia comunitaria en Zihuateutla

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En una profunda cañada de la Sierra Nororiental de Puebla, donde la neblina anuncia el amanecer entre árboles crecidos en los adentros de la selva, se encuentra la reserva llamada Kolijke, en el municipio de Zihuateutla, territorio que defienden desde hace tiempo un grupo de académicos, pobladores y activistas sociales.

En la comunidad de Ocomantla, el equipo Kolijke, ha recorrido un camino consciente de que la tierra y la cultura viva pertenecen y la hacen sus habitantes. De modo que idearon el Centro Comunitario Productivo Ocomantla, una iniciativa en un terreno donado y operado con la comunidad donde realizan capacitaciones, alternativas productivas y venta de productos que ellos mismos crean, con un enfoque de preservación del medio ambiente y la cultura tradicional.

A través de un banco de semillas, la exaltación de la apicultura, diseño de huertos biointensivos, cultivo de setas y varias cosas más, los jóvenes intercambian saberes. Algunos se inscribieron y siguen en los nuevos periodos de reclutamiento de Jóvenes sembrando el futuro, programa al que el gobierno mexicano ha destinado más de 67 mil millones de pesos de acuerdo a cifras oficiales, apoyando con becas de cinco mil 258 pesos a más de dos millones de jóvenes que logran colocarse en un empleo.

“A partir de nuestro taller la gente abrió una red de huertos de traspatio en toda la comunidad para tener variedad de semilla, nosotros les damos la información para que cultiven en sus casas y también las semillas. Manejamos un método biointensivo para aprovechar el suelo de manera de superficie y dentro de la tierra”, explica Laura Emilia Guzmán, encargada de los módulos de semillas y huertos, quien además domina el totonaco.

Estos huertos se encuentran en terrazas que llamaron Jukiluwa, palabra totonaca que significa boa. Para las cosmovisiones nahua y totonaca, estas serpientes son símbolo de fertilidad y abundancia, íntimamente cercana a las semillas y a la cosecha.

Laura Emilia, que limpia delicadamente cada semillita, y las trabaja para absorberles la humedad y después germinarlas, cuenta que se percataron de que emplear la hoja santa ayuda a  “evitar el gorgojo, porque todas las semillas contienen dentro su embrión y en condiciones adecuadas se desarrolla, pero esta hoja lo impide”.

Algunos días, afuera del Centro Ocomantla, una cartulina anuncia la venta de las cosechas de sus propios huertos, la gente de la comunidad acude a comprar lechuga, cilantro, epazote, espinacas, acelgas y tomates; algunos otros también visitan el Centro para captar la señal gratuita de internet.

Aracely Gonzalez se unió al proyecto Kolijke desde que cursaba la secundaria, y cuando comenzó Jóvenes Construyendo el Futuro, solicitó el apoyo económico. Desde la apicultura se ha entregado al rescate de colmenas en vulnerabilidad “no queremos extraerlas de su hábitat natural” en las comunidades cercanas de Mazacoatlán, Ahuaxintitla, Atequexquitla, y La Unión.

En estados como Yucatán, la meliponicultura es un legado maya que se defiende, el equipo Koljike ha creado una red de meliponicultores en la Sierra Nororiental. Hasta el momento han rescatado cinco especies de estas abejas cuya peculiaridad recae en que no tienen aguijón: Scaptotrigona mexicana, Nannotrigona, Perilampoides, Plebeia y Euglossa.

“Hay quienes solo extraen la miel y sobrecargan a las abejas de trabajo para polinizar algún lugar, se ve mucho en la siembra a gran escala.  Buscamos aparte de rescatar a las abejas, que se vuelva un recurso económico para los que participamos”, explica la joven bajo la sombra de los árboles.

Se ha encariñado tanto con ellas que hasta les habla al extraer la miel, o al abrir las cajas de madera sin aroma donde permanecen. “Te conocen como su cuidador, su amigo”, asegura.

Kolijke, es además de un grupo interdisciplinario, el nombre de la reserva ecológica, que es a su vez un Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC), con una superficie de 73 hectáreas, de las cuales 26 son de selva tropical lluviosa.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), México cuenta con 382 áreas certificadas vigentes distribuidas en 26 estados. Para Arcadio Ojeda Capella, biólogo y presidente de Amigos Kolijke A.C, quienes son pioneros en el país de este esquema de la ADVC, su éxito ha radicado en gran medida en que son iniciativas ciudadanas.

“Las partes pueden romper el acuerdo con anticipación, esto ha permitido que la gente lo haga porque no entra en una obligatoriedad que les va a negar hacer en un momento dado alguna otra cosa con el espacio”, comenta Ojeda Capella sobre estas tierras cuyos dueños son comunales, ejidales, empresariales o privados y deciden destinarles por convicción a la conservación de la vida silvestre, a cambio de una certificación por un plazo de 15 años en adelante.

El especialista es tajante al afirmar que la mayoría de las ADVC se encuentran en manos de “gente no especialista, que tendría que tener asesoría a través de instituciones locales” y en el mejor de los casos, “volverlas lugares para que los nuevos científicos realicen investigación”.

El biólogo no duda que un ordenamiento territorial en Zihuateutla, implicaría mayores garantías legales para la región, de las que en este caso particular, aporta la certificación de ADVC.

Santiago Concheiro Carmona, quien coordina este proyecto socioambiental, tiene claro que “un ordenamiento territorial en Zihuateutla sería la herramienta para que los recursos naturales sean utilizados en beneficio de las comunidades con una clara propuesta ambiental.

“A veces los usos del territorio son desiguales en relación al poder. Es importante que los jóvenes tomen la decisión de forma colectiva de cómo es que quieren usar su territorio”, afirma Concheiro Carmona.

Esto implicaría, para el vinculador comunitario, formalizar la organización que ya hay en el municipio y detonar otro tipo de procesos organizativos y operativos. El joven cuenta que el acercamiento con la comunidad no se limita al trabajo ni a los compromisos sociales y ambientales, sino que persiste el “afecto, el cariño, la amistad y reciprocidad”.

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