Reconocer que las mujeres y los hombres hacen su propia historia, pero que no la hacen bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias existentes transmitidas por el pasado; es, en consecuencia, necesario aproximarse a las circunstancias presentes en las cuales los mexicanos estamos haciendo historia.
México, es un país capitalista. El capitalismo es un modo de producción histórico, basado en dos aspectos esenciales: la explotación de los trabajadores y la hegemonía de una clase sobre la sociedad.
El significado de esta afirmación, es enfatizar que el capitalismo no es solamente economía, sino que es un proyecto civilizatorio, con un discurso dominante que expresa los valores básicos de la sociedad burguesa, referidos al individuo, la cultura, la riqueza, la naturaleza, la historia, el progreso, el conocimiento y, en general, a todo aquello que se refiere a la sociedad, a la vida toda. En otras palabras, el capitalismo es reproducción permanente de mercancías y cultura que naturalizan un determinado modo de vida.
Al ser las cosas así, las fuerzas progresistas de la sociedad, que luchan contra la explotación y la hegemonía del capital, ven al capitalismo como una totalidad, en consecuencia, requieren construir una propuesta total: económica, cultural, política y social alternativa, un modo de vida que reivindique los valores opuestos a la cosmovisión liberal–burguesa.
Al hablar del capitalismo, es referirse, también, a una sociedad histórica, es decir, transitoria, que ha tenido un inicio en el tiempo y que habrá de transformarse, para dar paso a una sociedad superior que emergerá cuando la clase dominante sea incapaz de responder a las demandas de la sociedad y, sobre todo, al momento en el cual los trabajadores adquieren conciencia de su potencial transformador y sean capaces de asumir la conducción del proceso social, es decir, cuando la sociedad sepa que los cambios no bajan del cielo, sino que son logrados por el poder popular y la movilización social organizada, además de reconocer que su condición de explotados, no es una condición natural, sino social–histórica y, por tanto, transformable.
El neoliberalismo es una fase de la historia del capitalismo, impuesta por el poder del capital financiero en todo el mundo, mediante un conjunto de reformas estructurales que tuvieron el propósito de terminar con capitalismo regulado por el Estado y eliminar la racionalidad pública para imponer, a la sociedad, la razón privada.
El resultado, en México, de esta modalidad del capitalismo fue el creciente poder de la oligarquía financiera; la concentración de la riqueza y el ingreso; aumento de la desigualdad, tanto como la pobreza, y se impuso una política laboral favorable al capital.
Por supuesto, los abogados del neoliberalismo no propusieron nada de lo que su puesta en marcha ha traído consigo. Su retórica se reduce a considerar al mercado libre como expresión de la libertad política, y repiten ante cualquier circunstancia: el gobierno pequeño y débil es el mejor gobierno, el mercado es garantía de libertad y es más eficiente que el Estado.
Ideológicamente, la clase hegemónica presenta a la sociedad neoliberal, no sólo como el orden social deseable, sino como el único posible. En esta visión, la sociedad no necesita ideologías, pues el neoliberalismo es la cumbre del desarrollo social, un modelo civilizatorio superior a todos los habidos y por haber y no hay mejor alternativa.
Así, términos como ganancia, racionalidad, individuo, el yo por encima del nosotros, mercado, competencias, incentivos, maximización y emprendimiento, entre otros, se constituyen como el fundamento del nuevo lenguaje de entendimiento universal y con el que se explica la experiencia humana en todos los ámbitos y, así, la educación es una mercancía más en el mercado empeñada en la formación de “capital humano” para estar dotado al entrar a la competencia en la obsesiva búsqueda de ganancias.
Finalmente, en economía, una de las piezas básicas del repertorio neoliberal parte de la convicción básica, que está en el origen de las recomendaciones económicas, es que los problemas radican siempre en la regulación estatal y el uso del gasto público para satisfacer necesidades sociales y los impuestos, porque todo eso, dicen, inhibe la inversión y entorpece el funcionamiento del mercado, de modo que recortar y direccionar el gasto público de acuerdo a los intereses del capital, así como una férrea política de contención salarial, son las recomendaciones inmediatas del neoliberalismo para hacer crecer la economía. con lo cual, además del daño que los bajos salarios causan a los trabajadores, las políticas que eluden mejorar el bienestar social, son costos sociales que se cargan a los pobres.
Un proyecto alternativo, en los límites de capitalismo, se ha iniciado en México y las fuerzas progresistas tienen que construir su propio proyecto que aporte una visión que permita avanzar en la superación definitiva del neoliberalismo.