Al participar ayer en un foro sobre las consecuencias negativas de la concesión del líquido en la capital estatal y la zona conurbada, Francisco Castillo Montemayor, exdirector del Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP), advirtió que el organismo tiene una deuda calculada en más de 5 mil millones de pesos, que en cualquier momento le será cargada a los ciudadanos.
La advertencia hecha por el ambientalista no es menor y trae a la memoria que uno de los pretextos para privatizar el servicio, esgrimido hace una década por el entonces gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas, fue precisamente que el SOAPAP era incapaz de de pagar la deuda que entonces rondaba los mil 80 millones de pesos.
Otro pretexto clamado por los privatizadores era que, tal y como funcionaba, el SOAPAP no tenía viabilidad para poder hacerse cargo de manera eficiente de los servicios y atribuciones que se le habían conferido legalmente.
A 10 años es evidente que el servicio no solo no mejoró, sino que ha empeorado, que las tarifas para los usuarios han aumentado desorbitadamente sin justificación y ahora es claro que la deuda histórica del SOAPAP no solo no ha sido reducida o saldada, sino que ha aumentado dramáticamente.
El riesgo de que la quiebra del SOAPAP por el manejo ineficiente y lucrativo que hace Agua de Puebla pone en riesgo de que se genere no solo la quiebra sino el rescate ominoso de la concesionaria con recursos públicos, a la manera en la que el siglo pasado ocurrió con el indignante rescate de la banca con un fondo injusto y lacerante para la economía de los mexicanos, como lo fue el Fobaproa.