Se llevó a cabo el 2º Foro Regional “Diálogo entre comunidades, academia y gobierno sobre la problemática multidimensional de contaminación en la Cuenca del Alto Atoyac: avances en las agendas de trabajo” en las instalaciones de la Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma de Puebla. Se trata de un ejercicio que ha logrado conjugar las preocupaciones sociales resultantes de la lamentable situación que padecen los habitantes de las riberas de los ríos Zahuapan–Atoyac y de la presa de Valsequillo, y, en realidad, de todos los pobladores de la llamada región del Alto Atoyac, como parte primera del río Balsas. Esta situación, cuya solución no se ve que haya sido siquiera bien establecida por los gobiernos de cualquier nivel, es, en primer lugar, un verdadero “infierno ambiental” para los pobladores, como lo ha definido el equipo de trabajo del doctor Andrés Barreda, de la Facultad de Economía de la UNAM, además de motivo de infinidad de estudios académicos y alguna recomendación de la CNDH. Sin embargo, es hasta ahora que se han conjuntado los saberes y las luchas locales con los resultados de los estudios académicos llevados a cabo recientemente, promovidos y asistidos financieramente por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología, a través de los Programas Nacionales Estratégicos. Han participado también algunas universidades públicas y privadas y servidores públicos de los estados de Puebla, Tlaxcala y de la Federación.
Se trata, entonces, de un acto que forma parte de un ciclo de acciones que han logrado avanzar en la comprensión del problema y vislumbrar soluciones. Entre los resultados académicos más relevantes se encuentra el “Primer informe estratégico de la cuenca del Alto Atoyac: región de emergencia sanitaria y ambiental y recomendaciones para su atención integral”, documento que por primera vez demuestra en México la correlación entre un problema de contaminación con los efectos sobre la salud, el medio ambiente y la sociedad.
En este foro se planteó, una vez más, que 60 por ciento de la contaminación del río Atoyac la genera el municipio de Puebla y que la concesionaria del servicio, Agua de Puebla, incumple con el contrato de saneamiento. Si lo cumpliera, se resolvería el problema de la polución actual sobre el afluente en la misma proporción. Pero los gobiernos han volteado la cara hacia otro lado.