Hoy presentamos un reportaje: “El lado oscuro del mezcal”, elaborado por Elizabeth Rodríguez Lezama, donde se recuperan voces de alerta que denuncian el saqueo del agave en la zona de Zapotitlán Salinas, correspondiente a la Reserva de la Biósfera Tehuacán–Cuicatlán, ante el impulso que ha tenido la producción y el consumo del mezcal en Puebla, frente a los estados como Oaxaca y Guerrero, que tradicionalmente eran los principales productores mezcaleros en el país. La magnitud del saqueo, catalogado como un ecocidio, está generando tensión social, que podría derivar en conflictos intercomunitarios, asunto sobre el cual autoridades comunales, habitantes y directivos de la Reserva, han alertado, pero sin lograr que las autoridades estatales atiendan ese llamado.
Fernando Reyes, director de la Reserva de la Biósfera, resaltó que de las 210 especies de agave que hay en el mundo, 160 tienen presencia en México, y de ellas cerca de 35 crecen en la reserva; de esas, 29 están catalogadas como endémicas y más de la mitad se concentran en el valle de Zapotitlán Salinas, lo que convierte a esta pequeña parte de la región en una zona de gran valía, ecológicamente hablando.
Desde el gobierno se impulsan acciones que contribuyen al saqueo y que interrumpen el ciclo de reproducción de los magueyes, que tardan entre ocho a 10 años en madurar y solo florean una vez en su vida, afectando a toda la fauna y flora del entorno.
Alrededor de Zapotitlán Salinas han crecido en los últimos años los palenques mezcaleros y es ahí donde va a parar el maguey extraído de manera ilícita, que las autoridades deberían vigilar con la finalidad de frenar el saqueo.
Por otra parte, acciones que se derivan del programa estatal “Impulso al Agave Mezcalero” que tiene como metas sembrar 5 mil hectáreas y para fines de 2024 incrementar al doble la producción para alcanzar 1 millón de litros de mezcal poblano, genera dos problemáticas que habría que revertir: 1) la introducción de especies de agave que no necesariamente pertenecen a la región, lo cual podría generar una alteración ambiental si han sido ya manipuladas genéticamente para tener un crecimiento más rápido, a lo que se suma la posibilidad de introducir nuevas enfermedades a las plantas silvestres; 2) el monocultivo, que desde el aspecto comercial se puede justificar pero desde el punto de vista ambiental es insostenible.