Ante un gobierno que no sabe cómo responder ante las contingencias, Donald Trump los ha vencido, de cabo a rabo, a base de tuits. Es increíble que los peñistas no entiendan en que siglo viven. Empezando por el aprendiz: Luis Videgaray.
Mientras iba a Washington, Videgaray e Idelfonso Guajardo, recibieron un primer misil: el muro se construirá a pesar de lo que digan los mexicanos. No importando eso, fueron a entrevistarse con un gabinete inexistente, con el yerno de Trump y con un señor que insiste que la prensa es un ridículo, Steve Bannon. ¿Para qué hacerlo?
Salieron del encuentro y Peña Nieto, a pesar de las loas de la muy corrompida prensa nacional, hizo un pronunciamiento diciendo que meditaba acerca de su visita a Estados Unidos. Más tardó en hacer en enlace nacional ese nuevo ridículo, cuando recibió otro bombazo, ahora anunciándole que si no pagaba el Muro entre Estados Unidos y México, no tenía sentido que asistiera el 31 de enero a la Casa Blanca.
En seguida Peña hizo una rectificación: no voy. El ridículo, salvo los medios pagados, fue evidente, lo que mostró su debilidad, poco carácter y ausencia de tablas en la política. Algo que no habíamos visto en muchos años en un habitante de Los Pinos. Incluso Porfirio Díaz, tan vituperado, fue un estadista al lado del señor Enrique.
Pero eso no fue lo más grave. Sus dos alfiles ante Trump, Videgaray y Guajardo, hicieron el oso ante los medios nacionales, muy complacientes, diciendo que tenían el camino andado e iban a convencer a políticos y empresarios estadounidenses a favor de México. Algo totalmente absurdo.
Mientras todos, incluso la oposición, señalaban que deberíamos unificarnos contra Donald, en la cúpula peñanietista hay oídos sordos. Se requiere un cambio de rumbo, pero también de gobierno porque el actual no entiende nada y la crisis se ahonda cada vez más.