La irrupción de Enrique Cárdenas Sánchez en la contienda electoral de Puebla ha sido un tsunami en Morena, al provocar un cambio de 180 grados en la construcción de las candidaturas y el rumbo que llevará la campaña electoral de esta fuerza política. El ex rector de la Universidad de las Américas (UDLA) ya ha empezado a generar posiciones encontradas, pues resulta peculiar que se busque postular a un aspirante a gobernador que es una propuesta ciudadana, que ideológicamente sea contrario al proyecto económico de Andrés Manuel López Obrador, que no tenga experiencia en el terreno electoral, que sea cercano a sectores sociales alejados del lopezobradorismo y al mismo tiempo sea un férreo y buen crítico del morenovallismo.
Fuentes bien informadas de Morena cuentan tres aspectos importantes de la participación de Cárdenas, los cuales son:
Primero: que la propuesta habría sido impulsada por Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa de López Obrador, quien le consiguió la reunión con el líder y fundador de Morena, donde se acordó su participación en esta fuerza política.
Hablar personalmente y en privado con López Obrador es muy complicado, ya que el tabasqueño pocas veces accede a ello. En el caso de Cárdenas, tener el supuesto respaldo de Gutiérrez Müller fue decisivo para que se pudiera tener el espaldarazo del ya dos veces candidato presidencial de las izquierdas.
Segundo: que entre varios actores importantes de Morena se supo que Cárdenas es impulsado directamente por López Obrador porque el video con el cual el ex rector de la UDLA anunció –la semana pasada– su participación en el proceso electoral de 2018 y que difundió en redes sociales, se grabó en la casa de Hugo Scherer Castillo, quien fue uno de los principales asesores de imagen y manejo de medios de comunicación de Delfina Gómez, quien fue la candidata de Morena a la gubernatura del estado de México.
Scherer Castillo es sobrino del periodista Julio Scherer, el fundador de Proceso, y ha sido creador de campañas propagandísticas de Solidaridad –el programa social emblema de Carlos Salinas de Gortari cuando fue presidente de México–, así como de varios candidatos priistas y de izquierda. Ahora es de los principales asesores del lopezobradorismo.
Tercero: aunque ya tiene el respaldo de López Obrador, es apresurado sostener que ya es seguro que Cárdenas Sánchez va a ser el candidato de Morena a gobernador de Puebla, pues todavía falta un largo y complicado trecho por caminar.
La idea es que el académico logre ganar el proceso de designación de coordinador estatal de Morena, para que entonces empiece a interactuar con los dirigentes, militantes y simpatizantes de esta fuerza política, demuestre si tiene capacidad de organizar una campaña electoral y ser un líder político. Dicho de otra manera, lo estarían poniendo a prueba para ver si tiene “madera” para ser candidato.
En caso de que demuestre ser un personaje con capacidad de ser un buen contendiente por la titularidad del Poder Ejecutivo estatal, entonces entre finales de 2017 y principios del próximo año se concretaría su postulación. De lo contrario, la nominación podría ser a favor de los otros aspirantes que ya están definidos.
Los primeros claroscuros de Enrique Cárdenas
La importancia de que Enrique Cárdenas pudiera ser el candidato de Morena es que se logra el propósito principal del movimiento lopezobradorista que plantea ganar el poder, pero sin la clase política tradicional, para de esa manera generar un cambio real en el país en materia económica y social.
Con Cárdenas se posibilita que el proyecto de que López Obrador se acerque a sectores sociales que han estado alejados del ideario del tabasqueño y que, se dejan influenciar por las campañas negras que se usan contra el principal líder de las izquierdas. El ex rector de la UDLA podría ser alguien que le genere muchos votos a Morena provenientes de una clase media que, por lo general, opta por votar por el PAN o se abstiene de participar, por desarrollar un fuerte rechazo al sistema de partidos políticos.
Al mismo tiempo se debe ver con un ojo crítico la participación de Enrique Cárdenas por ser alguien cercano a la derecha poblana, que se supone es contraria al proyecto de López Obrador. Prueba de ello es que el ex alcalde panista de Puebla, Gabriel Hinojosa Rivero, ya anda organizando las primeras reuniones del ex rector de la UDLA tendiente a impulsar su candidatura.
Se dice que a su alrededor podrían estar también algunos de los miembros de la familia Mastretta, que estuvieron ligados a los intereses del morenovallismo.
Otra parte negativa es la manera en que se presentó Cárdenas ante la opinión pública, dando a conocer que pactó su participación con López Obrador. Tal situación plantea entonces que no se estaría respetando el proceso interno de Morena para elegir al coordinador estatal del partido, que a su vez muy probablemente se convertirá en candidato de Morena a gobernador.
Si ya tiene el respaldo de López Obrador entonces resulta infructuoso y conflictivo que el Consejo Estatal de Morena haya definido una terna de aspirantes a la coordinación estatal del partido, y que por otro lado, se esté impulsando una encuesta para elegir al abanderado. Parecería entonces que se está dando un “dedazo” y es fingido el proceso de designación del aspirante a la titularidad del Poder Ejecutivo.
De entrada, esa situación ya generó un fuerte agravio entre los llamados aspirantes externos de Morena, Luis Miguel Barbosa Huerta, Fernando Manzanilla Prieto, José Juan Espinosa Torres y Alejandro Armenta Mier, quienes se sienten excluidos y que no fueron parte de un proceso limpio para la designación de candidatos.
Es grave ese malestar porque López Obrador debe conseguir alianzas que fortalezcan su proyecto político–electoral, en lugar de provocar confrontaciones y perder a grupos de apoyo. Para que gane la presidencia es necesario que tenga un margen amplio de votos a su favor frente al segundo lugar de la contienda para evitar que, nuevamente, le roben la elección. Y eso se logra sumando, no restando a seguidores.