La segunda edición de Donald Trump al frente del gobierno de Estados Unidos (EU), no parece una hechura del electorado a la medida de las necesidades y desafíos que enfrentan ese país y su gobierno en la actual coyuntura del mundo, marcada por el realineamiento del resto de los países del orbe con motivos diversos como las guerras en curso, la quiebra del modelo de economía capitalista salvaje, las disputas por el mercado mundial, el agotamiento de la ONU y la emergencia de potencias político ideológicas alternas al dominio imperial de EU. Frente a esta recomposición geopolítica, el presidente electo de EU parece empeñado en ofrecer, preferentemente, soluciones internacionales de fuerza en el ámbito económico: <<Pedimos que se comprometan (…) a no crear nunca una nueva moneda del BRICS, y a no respaldar a ninguna otra moneda para remplazar al potente dólar estadunidense o enfrentarán aranceles de 100%>>. (La Jornada – El republicano amaga con arancel de 100% a BRICS). La amenaza para México, en caso de no impedir el flujo migratorio y el trasiego de fentanilo a suelo estadunidense, es la imposición de aranceles a los productos que ingresen a EU, a pesar de la existencia del T-MEC.
En un contexto internacional donde EU se ha colocado como sostén militar de Ucrania, Israel, y la OTAN, en Europa donde soplan vientos de una tercera guerra mundial; y, en respaldo político militar de las fuerzas políticas de derecha en todos los países de América Latina cuyos pueblos han optado por gobiernos de corte progresista; parece poco analizado y nada diplomático que Trump haga esa petición, bajo amenaza de aranceles, a los BRICS -grupo de países que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica entre otros-, manteniendo una abultada deuda externa y guerra comercial con China. Desde luego, habrá que esperar qué dice y hace una vez que tome posesión del cargo. Sin embargo, la sospecha de que la fortaleza de la moneda de EU se finca más en su poderío militar que en el respaldo en oro que pueda haber en sus arcas de Estado, no corresponde “al potente dólar estadunidense” del que se jacta. Las declaraciones del presidente Joe Biden, vertidas hace un año, sobre la guerra en Ucrania: <<Enviamos equipo a Ucrania que está en nuestros arsenales. Y cuando usamos el dinero aprobado por el Congreso, lo empleamos para reabastecer nuestras propias reservas, nuestros arsenales, con nuevo equipo. Equipo que defiende a Estados Unidos y está hecho en Estados Unidos>>, confirman la sospecha, brindan elementos de análisis sobre fortalezas y debilidades de la economía de su país y, esclarece el modo violento en que su moneda deviene determinante en las relaciones comerciales internacionales.
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Con el dinero de los contribuyentes, dinero del Estado, los gobiernos de EU favorecen a una industria privada dedicada a la producción y sofisticación de armas que recargan el arsenal que suministra las armas que se emplean en los conflictos bélicos que amenazan la integridad de la población del planeta: <<Que las guerras son buen negocio para las industrias militares (o como prefieren ser identificadas, industria de defensa) no es noticia. Las principales cinco contratistas militares del país –Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, General Dynamics y Northrop Grumman– no existirían sin un flujo constante de financiamiento desde el Pentágono. Estas no son empresas capitalistas en el sentido tradicional, Lockheed Martin recibe 73 por ciento de sus ingresos de ventas a través de contratos con el gobierno de Estados Unidos>>. (William D. Hartung, investigador senior y especialista en el complejo industrial militar en el Instituto Quincy en Washington). (La Jornada, 07/12/2023, p. 27). La suma de poderío militar más predominio político, igual a fortaleza del dólar, revienta todas las nociones de libre competencia y libre mercado aparejadas al sentido tradicional del capitalismo; y, subyacen sobre su más reciente perversión denominada libertarismo, que mira de reojo hacia el retorno de la esclavitud.
Pero la guerra en Ucrania no puede ser negocio eterno, ni los países del BRICS se plegarán, sólo porque éste lo pida, al reclamo de Trump. Por un lado, el hilo de la guerra parece estar reventando, como siempre, por lo más delgado; una impensada hipótesis da visos de existencia, en involuntaria forma de rescate al sentimiento humanitario que parecía extinguirse en aras de preservar el negocio basado en el exterminio irracional de seres humanos: <<La guerra entre Rusia y Ucrania, que ya se extiende por casi tres años, enfrenta un nuevo desafío crítico: la deserción masiva de soldados ucranianos. Esta situación está dejando a las fuerzas de Kiev vulnerables frente a los avances rusos, comprometiendo no solo las líneas defensivas, sino también la capacidad de negociación en futuros acuerdos de alto el fuego>>. (Guerra Rusia-Ucrania: La deserción amenaza con paralizar al ejército ucraniano en momento crucial). Por el otro, cabe recordar que el ultimátum de Trump se dio luego de la reunión de los países miembros del BRICS, realizada a fines de octubre en Kazán, Rusia, donde se discutió <<cómo impulsar las transacciones en otras divisas diferentes al dólar estadunidense y fortalecer las monedas locales>>. El BRICS incluye a nuevos miembros como Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos. A raíz de la guerra con Ucrania, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha acusado a EU de usar el dólar como arma de guerra económica y, en consecuencia, <<…dio a conocer su propuesta de una plataforma de pagos, que busca desafiar el predominio del dólar en el comercio internacional, llamada BRICS Pay, diseñada para ayudar a los países a eludir el actual sistema financiero global basado en el dólar>>. Quien por otro pide, por sí aboga.
En el campo de guerra la disyuntiva está planteada: <<El reto para Ucrania no es solo militar, sino también humano. Sin una solución efectiva, la guerra podría desgastar irreparablemente a las fuerzas ucranianas en un momento crítico de la contienda>>. En el ámbito del negocio con la guerra, desde EU llegan dos propuestas que nada tienen que ver con el aspecto humanitario, sino con un frío cálculo político económico. Biden y Trump tienen esas propuestas: <<El gobierno del presidente Joe Biden ha intensificado la presión sobre Ucrania para que aumente el tamaño de su ejército, en un esfuerzo por revertir la tendencia desfavorable en su prolongada guerra con Rusia…Washington está instando a Kiev a modificar sus leyes de movilización y permitir el reclutamiento desde los 18 años, en lugar de los 25 años actuales>>. (EU presiona a Ucrania para que envíe a jóvenes de 18 años a la Guerra contra Rusia | Noticias de México | El Imparcial). En tanto, desde sus tiempos de campaña, Trump sostuvo que <<Si soy elegido nuevamente, mi enfoque será mantener la paz y evitar guerras. Me comprometo con la estabilidad internacional>>. (Trump culpa a Kamala Harris y Joe Biden de la guerra en Medio Oriente (msn.com). Es decir, mantener la guerra presionando a Ucrania para que envíe a sus muchachos al matadero, como pide el demócrata; o, detener la guerra, dadas las condiciones de deserción, para no perder el país, la esperanza de pago del financiamiento prestado, ni los negocios de la reconstrucción, como propone el republicano.
En aras de mantenerse como primera economía y hegemonía de poder militar del mundo, para EU no hay doctrina de derechos humanos, Estado de derecho, legalidad internacional o interna, ni noción humanitaria alguna que los detenga: <<El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, usó la facultad de autoridad de emergencia para permitir la venta de 14 mil proyectiles para tanques de guerra a Israel sin que se pusiera a revisión del Congreso, informó el Pentágono en un comunicado>>. (La Jornada, 10/12/2023, p. 16). <<Setenta por ciento de las armas que se utilizan en delitos violentos cometidos en México provienen de Estados Unidos, reconoció el embajador de ese país, Ken Salazar>>. (La Jornada, 05/12/2023, p. 7). <<El informe resaltó la crisis humanitaria en Gaza después de más de 10 semanas de bombardeos y combates incesantes. El hambre de la población ha eclipsado incluso las cuasihambrunas de Afganistán y Yemen en los últimos años, según las cifras del informe. La guerra también ha provocado el colapso del sistema de salud de Gaza. Apenas nueve de sus 36 instalaciones aún funcionan parcialmente y todas están en el sur, según la Organización Mundial de la Salud>>. (Sin posibilidad de tregua, Gaza muere de hambre (msn.com).
La postración de la ONU, incapaz de detener los atropellos de EU; y, la emergencia de nuevas políticas económicas en países como India y varios de América Latina, con las que se busca mejorar las condiciones de vida de los pueblos por vía pacífica, son elementos que pesan en el ánimo de los combatientes ucranios al verse como instrumentos de una guerra que, para ellos, no termina de adquirir sentido estando “apoyados” por el promotor de las guerras; una guerra que tampoco tiene por objetivo mejorar las condiciones materiales y espirituales de vida de su pueblo. Los soldados ucranios no están defendiendo ningún ideal por su país; son, trabajadores asalariados para la guerra.
Quizá, la más reciente declaración del presidente de su país: <<Volodymir Zelensky afirmó ayer que está dispuesto a ceder territorio a Rusia con el fin de acabar con la “fase caliente de la guerra”>>, sea clara y suficientemente indicativa de que su voluntad político militar, cambiará, junto con el inquilino de la Casa Blanca. (Zelensky, dispuesto a ceder territorio a Rusia). Parece el anuncio del final de una guerra, que nunca debió iniciar. El destino del dólar americano como moneda internacional de pagos, quedará marcado por los resultados de las últimas batallas que el republicano emprenda en seguimiento a la preservación de su dominio.
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Heroica Puebla de Zaragoza, a 02 de diciembre de 2024.
JOSÉ SAMUEL PORRAS RUGERIO