Viernes, abril 19, 2024

Triste ocaso del gran Barsa

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Yo creo que ni los más acérrimos partidarios del PSG se habrán atrevido a festejar a pulmón pleno la goleada del martes en Camp Nou. Que incluso Mbappé, de consagratoria actuación, debe sentir en lo más íntimo cierto pesar por lo que se vio sobre la gramilla catalana, con ese fantasma vestido con los colores del Barcelona deambulando sin rumbo, con un Messi cabizbajo y ausente, y sin un público que al menos acompañara con el calor de su congoja la debacle blaugrana.

Penoso Barcelona éste que Koeman llama “de transición” pero que más bien huele a demolición. No ya de unos entorchados avasalladores y un prestigio universal, sino del futbol mejor dialogado y más completo jamás visto, que embelleció con sus fulgores un siglo oscurecido por malas sombras y peores noticias, entre las cuales no es la menos nefasta la del ocaso del equipo que, sobre la ideología futbolística de Johan Cruyff, puso en marcha Frank Rijkaard y Pep Guardiola perfeccionó hasta límites insólitos, apoyado en la genialidad de Lio Messi, la clarividencia de Xavi Hernández y Andrés Iniesta, el criterio y la generosidad de Sergio Busquets, el malabarismo asombroso de Ronaldinho y Neymar, los goles de Samuel E´too, David Villa, Pedro Rodríguez e inclusive Luis Suárez, la clase de Rafa Márquez y Dani Alves, y desde luego la bravura de Carles Puyol y Gerard Piqué, que el martes se desgañitaba pidiéndoles entrega a sus desconcertados compañeros y, tras su cambio, terminó impotente y resignado, envuelto por el silencio de esa grada tantas veces colmada y bulliciosa y esta vez desierta y fría, a tono con la cenicienta noche en que agonizaba una ilusión.

Como si algo así les hiciera falta a los catalanes en esta hora de definiciones  que podrían, en el campo de la geopolítica, alcanzar una trascendencia incalculable.

Jornada 7. Primero se jugó, el miércoles en el Volcán, el encuentro que quedó pendiente por el viaje a Catar los Tigres del Tuca Ferretti, que según el resultado allá obtenido serían el “segundo mejor equipo del mundo”. Que no se confirmó tan disparatada pretensión lo demuestra su derrota ante Cruz Azul, que sin acometer heroicidades, con Corona alerta cuando hizo falta y goles de  Romo (5´) y Matías Fernández (93´) reprobó 2-0 a los universitarios. No serán el Bayern, pero con eso y Luis Romo de vuelta a su mejor nivel, los cementeros tuvieron más que suficiente.

Y vamos a la Fecha 7 del Guardianes Clausura 2021, luego que el “Vasco” Aguirre les endulzara el oído a las dirigencias con la oronda declaración de que, ahora sí, el futbol mexicano ya es de primer mundo. Lo mismo habrá dicho de los respectivos niveles futbolísticos de Japón, Egipto y demás rincones del planeta tocados por él en su largo historial de trotamundos. La abrió San Luis quitándole lo invicto a Santos (1-0), lo que no parece gran cosa pero confirma el interesante repunte del cuadro sanluisino, mejor acoplado y más incisivo conforme transcurren las semanas. En cuanto al Monterrey del propio Javier Aguirre, no pasó del empate en su visita al hidrocálido Necaxa (1-1), dejando la impresión de que se conformaba con la ventaja mínima hasta que Barragán los castigó a diez minutos del silbatazo final. El mismo viernes, Juárez batía 1-0 a Mazatlán en parvulario e insípido duelo.

La jornada sabatina trajo un primer tiempo, entre Cruz Azul y Toluca, donde se vio el futbol más atractivo que la LigaMuyX nos ha regalado este año. Se imponía el cemento con autoridad con goles del Cabecita Rodríguez (5´) y Alvarado (26´), resultado ambos de estupendas maniobras colectivas, cuando Romo tiró al poste, Jonathan contrarremató muy defectuosamente y el árbitro desvió involuntariamente el balón, que saldría rizando el poste izquierdo de García. Y entonces fue la hora del Toluca, que emparejó la pizarra en un santiamén con sendas anotaciones de Canelo (43´y 45´, éste de penalti). Pero el Cruz Azul se repuso y mediante espléndida volea de Paul Fernández (60´) recuperó una delantera que no perdería ya, encaramándose momentáneamente al liderato general que, dos horas después, le arrebataba el América tras derrotar a un rival de tan poca monta como el Atlas (0-2).

Y ayer en CU, poca diversión depararon al televidente el campeón y el subcampeón del torneo anterior; menos mal para el desdentado León que supo al fin lo que es una victoria (0-1 con la firma de Ángel Mena, 67´), porque Pumas no tiene para cuando levantar cabeza. Ausentes Dinenno –por lesión– y Carlos González –por venta–, meter la redonda entre los tres palos se les volvió ciencia nuclear.

¡Aúpa, Puebla! Cuando un fantástico zapatazo de Gallardo (84´) parecía condenar al Puebla a la derrota mínima en el Corregidora, el envite final de la Franja salvó un punto vía el penalti cobrado por el “Fideo” Álvarez, que acababa de entrar al terreno (92´). Aplaudo la disposición a luchar que Larcarmón ha insuflado en el grupo, la entrega sin fisuras. Ese no darse por vencidos que le está dando al equipo una nueva fisonomía. No hablemos de juego coordinado ni mucho menos de capacidad para dominar e imponer un ritmo de juego propio –el ritmo es uno de los atributos distintivos de los grandes equipos, en México no lo tiene nadie–, pero está habiendo casta y disposición.

Con eso, por ahora, tenemos bastante.

ChL: octavos de final. Sacudidos por la estrepitosa caída del Barcelona, los octavos de final de la Champions se pusieron en marcha en cuatro frentes. No tuvo que esforzarse mucho el PSG para pasar por encima de lo que va quedando de un Barcelona que iluminó tres lustros de apoteosis futbolística, hoy relegados al olvido con todo y Messi, que más que actor fue espectador de la debacle. Todo lo contrario de Kylian Mbappé, campeón del mundo con 20 años y que a los 22 horadó tres veces la meta de un Ter-Stegen desasistido por sus presuntos defensores, imagen viva de un grupúsculo inerte y desfigurado y sin asomo de fe. No sabría decir cuál de sus tres goles define con mayor claridad la clase y contundencia de este parisino de los suburbios porque en los tres (32´, 64´y 85´) remató sin que nadie lo incomodara. Eso sí, combinando a placer potencia y estilo.

No tuvo que esforzarse mucho el PSG para darles un repaso a los catalanes, que más que un club parecían un hato de ovejas camino del matadero. Pero se debe subrayar que, con Pochettino al timón, la escuadra de la Ciudad Lux empieza a mostrar una homegeneidad y un rigor que no solían ser sus mejores características. Difícil destacar jugadores por encima del magnífico juego de conjunto, aunque Verratti y desde luego Mbappé ofrecieron un partido de campanillas. Lo demás, incluida la mentada de madre de Piqué a Griezmann y las amenazas de muerte de Mbappé a Jordi Alba, son mera anécdota.

Mientras esto ocurría en Barcelona, los alemanes del Leipzig caían en casa ante un Liverpool bastante gris, que se benefició de dos gruesos yerros de la zaga local para, en sendos contragolpes, dar forma al 0-2 final, con Salah (53´)  y Mané (58´) oficiando de verdugos. En cambio, el otro teutón en liza –Borussia Dortmund—confirmó el decaimiento del futbol español derrotando en casa al Sevilla, que abrió pronto el marcador (Suso, 7´), pero sólo volvió a anotar un gol de mera consolación (Luuk de Jong, 83´) porque ya los germanos le habían sacudido la red en tres ocasiones (Dahould, 19´, y Haaland, 27´ y 43´), sin que le sirviera de mucho tener mayor posesión de balón y más juego en campo del rival, que estrenaba DT en la persona de Edin Terzic. Debut afortunado el suyo.

De hecho, el único local que no  perdió su encuentro fue el Porto, vencedor nada menos que de la Juventus. Claro que al equipo del “Tecatito” Corona, luego de madrugarles a los italianos con sendos goles de vestidor (Taremi, 1´, y Marega, 46´),  le habría convenido evitar el agónico tanto de Chiesa (82´) que redujo a 2-1 los números de su derrota, dejando abierta la posibilidad de eliminar a los lusos en Turín con un simple 1-0.

Esta semana se redondean los octavos con los duelos siguientes:  mañana martes, Atlético de Madrid-Chelsea y Lazio-Bayern Múnich; y el miércoles Atalanta-Real Madrid y Borussia Moenchengladbach-Manchester City.

Djokovic, rey de Australia. El primer grand slam de la temporada tenística fue para Nowak Djokovic, que en tres sets corridos arrasó con la tibia oposición de Daniel Medvedev (7-5, 6-2, 6-2), y además de sumar su noveno título en el abierto del país oceánico lanzó sarcástica indirecta a su adversario:  “Llevamos años escuchando que la nueva generación viene en serio… los únicos que parecen no haberse enterado de la advertencia son los tenistas jóvenes. No les vendría mal esforzarse un poco más.” El serbio suma ya 18 victorias en los cuatro torneos grandes y se puso a dos de Federer y Nadal, los dos plusmarquistas históricos. La víspera, la japonesa  Naomi Osaka venció en la final femenil a Jeniffer Brady (6-4, 6-3), luego de deshacerse en la semifinal por números casi idénticos (6-3, 6-4), de la también estadounidense y favorita universal Serena Williams.

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