Si bien en el discurso ambiental atender la contaminación de los ríos y otros cuerpos de agua se ha vuelto recurrente, la operación de las plantas de tratamiento de las aguas residuales residenciales e industriales sigue siendo un gran pendiente. Ayer Alfonso Ramírez Cuéllar, coordinador de los Comités de Apoyo a Claudia Sheinbaum, al reunirse en el Club de Empresarios de Puebla con integrantes de la iniciativa privada estatal, señaló que la corrupción y el desorden que ha prevalecido en el tema del agua ha traído como consecuencia que actualmente el 83.3 por ciento de las plantas tratadoras, es decir 2 mil 500 de las 3 mil que hay en el país, estén prácticamente destruidas, por lo que se considera de llegar al gobierno, diseñar una nueva estrategia, enfocada al ahorro del recurso hídrico y la inversión para la recuperación de dichas plantas.
Habría que mencionar también la necesidad no solo de contar con la inversión para la recuperación de las plantas ya existentes o la construcción de otras con tecnologías que garanticen el saneamiento, sino la operación misma de esas plantas, que generalmente son responsabilidad y obligación de los municipios y sus organismos operadores, pero al no contar con recursos específicos para solventar los gastos de operación, por ejemplo el de energía eléctrica, dejan de funcionar.
Además, habría que transparentar los recursos provenientes de los que se cobra a los usuarios del sistema de agua potable y saneamiento en las principales municipios y ciudades, aunque las aguas residuales no se tratan. Como se ha denunciado en el caso de Puebla, donde el servicio de agua potable, alcantarillado y saneamiento fue concesionado a la empresa Concesiones Integrales y a pesar de cobrar por el servicio de saneamiento no realiza el tratamiento, por lo que ya enfrenta una denuncia colectiva que se está dirimiendo en instancias judiciales.
Otro tema de suma importancia es el tratamiento que deben realizar las empresas manufactureras de sus aguas residuales y la obligación legal explícita que existe y que en gran parte de los casos evaden, situación soslayada por las autoridades ambientales por decir lo mínimo.
La importancia del cambiar esta situación resulta imperiosa no solo por el reuso que las aguas residuales pueden tener, sino por las insoslayables afectaciones a la salud por la contaminación que sufren las poblaciones y sus habitantes.