Algo que llamó mucho la atención es que, en la apertura de la Temporada del Mole de Cadera que arrancó con una ceremonia y una comilona en Tehuacán, estuvieron presentes los integrantes del pleno del Consejo de la Judicatura de Puebla y de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia, pese a que era horario laboral, en día hábil.
A todos los miembros del Poder Judicial poblano –observar la foto— se les vio muy contentos, relajados, como si algunos de ellos ya hubieran olvidado su pasado morenovallista y que fueron los artífices de la persecución política contra muchos miembros de la izquierda social, que desató el entonces mandatario Rafael Moreno Valle Rosas entre los años de 2011 a 2018.
Ahora a todos ellos se les vio –este jueves, en Tehuacán– convivir con los políticos de la 4T como si siempre hubieran comulgado con sus ideas.
Es pertinente preguntarse ¿A que obedece esa respuesta mayoritaria de los miembros de la cúpula judicial a la convocatoria para presenciar el inicio de la matanza de chivos?
Alguien podría decir que hay un gusto culinario generalizado entre lo magistrados por la preparación original del mole de caderas, que es considerado parte central del patrimonio cultural intangible de Puebla.
Otros supondrán que fue la oportunidad para convivir con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, pues le quedan escasas 8 semanas al frente del Poder Ejecutivo, antes de que entregarle la estafeta al morenista Alejandro Armenta Mier y que parta a la Ciudad de México a dirigir el Instituto Nacional de Migración.
Y otros especularan que la próxima reforma al Poder Judicial de Puebla, acorde a la reforma federal en la materia, los tiene “muertos de miedo” a la mayor parte de quienes dirigen el aparato de impartición de justicia.
Pues les queda claro que a nivel local obligatoriamente se tendrá que hacer la misma reforma, en los mismos términos que hizo lo propio el Congreso de la Unión.
Además, que la 4T tiene el control del 80 por ciento del Congreso local y le alcanza, o mejor dicho le sobran disputados, para modificar la Constitución de estado de Puebla sin los votos de la oposición.
Que ya quedó demostrado que desatar paros en los juzgados y pedir el apoyo de sus antiguos aliados del PRIAN, no ayuda en nada para frenar la reforma en cuestión.
Por ende, saben que en unos meses muchos de ellos tendrán que dejar sus cargos para ser sustituidos por magistrados electos por el voto popular y no por intereses partidistas.
A eso obedece que en fechas recientes se les vea a los miembros de la cúpula judicial muy sonrientes, haciendo guiños, a los líderes de la 4T.
Ese acercamiento parecería un intento de negociación, de cada unos de ellos en los individual, en ser de los últimos magistrados que sean sustituidos del TSJ.
Quizá este columnista esté equivocado y sean exageradas las especulaciones de que los magistrados están angustiados con la reforma judicial que se avecina.
Probablemente solo los motivó el aroma del guisado de chivo y el sabor del mezcal para haber dejado sus responsabilidades en día hábil y hacer acto de presencia en la matanza de chivos.
Lo que, si se les debe de reclamar, es que por un lado está paralizado el Poder Judicial Federal, por la resistencia a la reforma constitucional al sistema de impartición de justicia. Y por otro lado, este jueves la mayoría de los magistrados poblanos se estaban manchando los dedos de mole de caderas en Tehuacán. Entonces surge una pregunta básica:
Quién demonios atendió este jueves en el Poder Judicial en Puebla. Parece que nadie. Como si no estuviera la población ávida de justicia contra los criminales.