Una especulación que se ha acrecentado en los últimos días, es que Ricardo Monreal Ávila podría en breve, tal vez en diciembre o enero próximos, dejar la fracción parlamentaria de Morena en el Senado de la República y sumarse al llamado Grupo Plural de la cámara alta del Congreso de la Unión. De ocurrir ese movimiento habría un damnificado directo: Alejandro Armenta Mier, quien no acaba de encontrar el espacio adecuado para colarse a la candidatura a gobernador de Puebla por la 4T.
La paradoja que vive Armenta es que hoy en día es el político con más popularidad, con la estructura electoral mejor articulada, es el más conocido en el estado y el más competitivo de los siete u ocho aspirantes que buscan competir en 2024 por la gubernatura de Puebla, pero al mismo tiempo es el único suspirante que no tiene un camino seguro para ser candidato en un par de años. Dicho de otra manera, no cuenta con un partido político a la mano.
Hasta antes de 1 de septiembre la apuesta del político poblano era que en la definición de la candidatura presidencial de Morena, el líder de los senadores morenistas, Ricardo Monreal Ávila, entraría en una negociación consistente a no aceptar ser el abanderado de la 4T a la titularidad del Poder Ejecutivo federal, a cambio de negociar un conjunto de posiciones políticas para su grupo, entre ellas, la nominación del Partido de Regeneración Nacional al gobierno de Puebla a favor de Alejandro Armenta.
Esa posibilidad ya se rompió por una larga serie de sucesos negativos, ocurridos en los dos últimos meses, que ha generado una confrontación al borde de la ruptura entre Monreal y la 4T. Que visto de otra manera, es un distanciamiento del ex gobernador de Zacatecas con el presidente Andrés Manuel López Obrador y con Claudia Sheinbaum Pardo, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y quien prácticamente ya recorre el país como la casi segura candidata presidencial de la izquierda.
¿Qué pasaría si Monreal se pasa al Grupo Plural, que es una facción derechista de la oposición?
Al parecer, Armenta no seguiría a Monreal en ese cambio de bando, pese a que ha sido muy leal a la facción del líder de los senadores morenistas, pues sabe que ponerse del lado contrario al presidente Andrés Manuel López Obrador –quien directamente le abrió las puertas de Morena en 2017— sería un suicidio político.
Entonces le quedarían cuatro posibles rutas a Armenta:
Primera: intentar convertirse, a como de lugar, en “el candidato” del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, bajo la posibilidad de que el mandatario estatal sea quien decida la sucesión en Puebla.
Un escenario que se ve poco probable, ya que hasta ahora el favorito de Casa Aguayo pareciera ser el presidente del Congreso local, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Además, es de todos conocidos que en el círculo del gobernador no hay confianza hacia Armenta, por la “guerra sucia” que emprendió en 2019 para disputarle a Barbosa Huerta la candidatura de Morena.
Segunda: que busque negociar con el Partido del Trabajo ser el abanderado de Puebla y a su vez, esta fuerza política, en su muy probable alianza con Morena en 2024, exija que la candidatura de la entidad poblana sea una posición del PT.
Se antoja una fórmula casi imposible, pues este instituto político no ha crecido y ha decaído en su efectividad electoral en los últimos cuatro años.
Tercera: que se desista de buscar la candidatura a la gubernatura y cambie de rumbo, que busque la alcaldía de la ciudad de Puebla o repetir como senador.
Aún así, no tiene abiertas las puertas de ninguna fuerza política.
Cuarta: que se declare candidato independiente y/o sea postulado por el Partido Movimiento Ciudadano.
Esa opción es “aventarse de cabeza en un pozo”. Ir en contra del abanderada o abanderado presidencial de la 4T en 2024, significa tener en contra el voto lopezobradorista y eso le quita su principal capital político, que es ser alguien cercano al líder de la Cuarta Transformación Pública de México.
El panorama de Armenta no es el de un enfermo grave, sino de alguien que esta en terapia intensiva.
Monreal se va
Monreal desde junio de 2021, fecha de los comicios locales en la Ciudad de México, pero con mayor fuerza en a segunda mitad del presente año, ya no se le ve como parte del andamiaje legislativo de la 4T, se le percibe como un opositor con “piel de oveja” al movimiento lopezobradorista.
Por un lado, Monreal le gusta martirizarse diciendo que lo excluyen de la lucha de la candidatura de la 4T, cuando en realidad no tiene el más mínimo necesario de popularidad; pero por otro lado, cada vez que puede, opera en contra del gobierno de la República. Como haberse puesto del lado de los detractores de la reforma constitucional que permite a las fuerzas armadas participar en labores de seguridad pública hasta el año 2028.
Ante ese comportamiento, el presidente López Obrador cuestionó el voto de abstención de Monreal: “Es su libertad, no estoy de acuerdo desde luego con su postura, está avalando la falsedad, hipocresía y la politiquería del conservadurismo en México, pero somos libres”.
Y un golpe más fuerte contra Monreal ocurrió hace dos semanas cuando la gobernadora de Campeche, Layda Sansores San Román, exhibió al líder de los senadores morenistas negociando impunidad a favor de Alejandro Moreno Cárdenas, el presidente nacional del PRI, cuando todavía éste ultimo no era un aliado de factor de Morena en la Cámara de Diputados.
A partir de entonces, dicen los conocedores, que Monreal ha repetido en público y en privado, una expresión que acuñó desde junio pasado: “Si me siguen excluyendo, nada tengo que hacer aquí”, en Morena.