Viernes, noviembre 7, 2025

San Nicolás Coatepec: dos facetas de una misma Puebla, la opulente y la condenada al olvido

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Desde el barrio de San Nicolás Coatepec, ubicado a la mitad del cerro del Cuajión, en la junta auxiliar de San Andrés Azumiatla, se observan las dos facetas de una misma Puebla: hacia el poniente la opulente, de los rascacielos de Angelópolis, y en el lugar, la de personas que viven en casas de adobe, con una situación precaria.

A dos horas de la ciudad de Puebla, el arribo a Coatepec se realiza subiendo un camino sinuoso e inclinado, que durante la temporada de lluvias se convierte en un lodazal y en ríos de agua que dejan a la comunidad incomunicada.

Entre la cabecera de San Andrés Azumiatla y Coatepec, dos comunidades netamente indígenas, hay un trayecto de 30 minutos por un camino que apenas tiene pavimentado el 10 por ciento de su extensión.

Antes de entrar a San Nicolás se observa una adulta mayor que transita por la denominada “Calle del Nanahuache”, la cual avanza con su sombrero para protegerse del sol, que parece esconderse detrás de su silueta, mientras camina lentamente con sus zapatos gastados por el uso en las postrimerías de la sierra del Tentzo.

Un traductor ofrece confianza a los lugareños con un saludo en náhuatl, el idioma nativo, que las personas combinan con el castellano para comunicarse entre ellos.

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No es usual que personas ajenas a la comunidad suban hasta el Cuajiote entrada la tarde, por lo que desconfían de los recién llegados.

A esas alturas, en el extremo sur de la capital del estado, hay familias sin apoyos sociales, despensas, recursos de la federación para combatir la pobreza, ni programas del ayuntamiento de Puebla.

“No estoy empadronado para los Adultos Mayores, se que ya me toca por mi edad pero me resulta complicado bajar hasta la ciudad a hacer el trámite”, sostiene Isaac Escalona Juárez mientras postra su vista en el horizonte y reflexiona sobre la lejanía del centro de la ciudad de Puebla.

“Parece que son dos ‘Pueblas’ pero es la misma aunque haya tantas diferencias” agrega Isaac al borde de la colina.

A este adulto mayor le tomaría hasta tres horas bajar a Azumitla, para tomar alguno de los camiones que circulan de la junta auxiliar hasta las oficinas del Bienestar en la ciudad de Puebla.

Uno de sus familiares cuenta con una motocicleta que usa para subir y bajar a la cabecera de la junta auxiliar pero viajar como copiloto en la parte trasera del vehículo representa un riesgo por su edad.

Isaac se ayuda con el dinero que le envía uno de sus sobrinos en Estados Unidos, quien le paga por levantar una barda en su domicilio. Con ese apoyo económico y con el sueldo de su hijo que labora en un restaurante de Puebla ha podido mantenerse pese a las condiciones precarias de los últimos meses.

Sostiene que en el último año la cosecha no dio nada, “ni para el autoconsumo alcanzó”, por lo que confió que en el futuro él y su esposa puedan ser beneficiarios del programa de despensas que el DIF municipal tiene con el gobierno del estado.

Cabe destacar que el pasado 13 de febrero el edil capitalino, Eduardo Rivera Pérez, se comprometió a llevar programas sociales a las cinco comunidades más pobres del municipio, entre las que se encuentra San Nicolás Coatepec.

Construyen captadores de agua y compran pipas de 800 pesos

La falta de agua es severa en el cerro del Cuajión, luego de que se acabó el líquido del único pozo que había en la comunidad, además de que entre los pobladores hay acaparadores del poco suministro que llega de Azumiatla.

El resultado: más de la mitad de los cientos de pobladores del barrio no tienen acceso al líquido, por lo que se ven obligados a improvisar captadores pluviales en sus patios durante la temporada de lluvias y a comprar pipas que van de los 500 a los 800 pesos en el invierno.

“Sí hay pozos pero están muy lejos. El agua de Azumiatla no llega hasta aquí. Una persona acapara toda el agua y no la da a los demás vecinos”, sostiene Reyna Escalona, quien para subsistir ha invertido los ahorros de su familia en el cultivo de mojarras en su patio trasero.

Esta especie de peces que una vez llegados a la edad adulta mata y vende en la junta auxiliar requiere de cuidados especiales y de mucho oxígeno, por lo que durante la plática se le observa en extrema dedicada a la atención de los animales.

Aunque ha emprendido un negocio inusual en esta zona, a la también madre de familia no le alcanza para subsistir, por lo que sus hijos son beneficiarios de las Becas Benito Juárez del gobierno federal y uno de sus padres del de Adultos Mayores.

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Revela que su madre cuenta ya con 67 años sin embargo, hasta el momento no le han tocado apoyos, por lo que confía que en marzo de este año empiecen a bajar los recursos.

Agrega que estos son los únicos programas que conocen los habitantes de San Nicolás Coatepec, ya que poco o nada se sabe de las despensas del gobierno del estado, o del programa Médico Contigo y de Apertura a la Palabra del ayuntamiento capitalino.

“Esos solo llegan a Azumiatla y se los dan a la gente que vive a pie de carretera, no suben hasta aquí”, soltó la empresaria.

En temporada de lluvias el pueblo está incomunicado

Mientras carga a su bebé con un reboso a sus espaldas, María Juana reflexiona que el camino y el agua son las principales necesidades de Coatepec.

Y es que señala que sí es complicada la subida en época de secas con las precipitaciones pluviales de cada año el camino se vuelve intransitable.

“No suben los automóviles y los camiones pesados se atascan. La gente es la única que puede bajar y subir pero no hay forma de atender una emergencia”.

Durante al menos cinco meses, de junio a octubre, servicios como el gas estacionario, las pipas de agua y otros suministros se niegan a llegar a la comunidad, lo que literalmente la deja incomunicada.

“Si alguna autoridad pudiera voltear hacia Coatepec les pediría el camino porque el suelo es muy poroso y corre mucha agua. Sabemos que están pavimentando otras zonas en Azumiatla, ojalá puedan hacerlo aquí también”. 

Cae la noche de regreso a la urbe y en el camino las luces de los edificios y fraccionamientos de lujo al poniente acentúan las diferencias marcadas con el sur, donde los pobladores parecen estar condenados a la indolencia, indiferencia y olvido de las autoridades. 

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