San Javier que fuera un antiguo templo jesuita, hoy en desuso, característico por arquitectura levantada con cantera rosa y por haber sido un hospital, una prisión e incluso escenario de la invasión francesa y la revolución, podría ser rescatado por la actual administración estatal para recuperar su historia.
“Tiene que ser un museo que aproveche la arquitectura del sitio”, dijo el gobernador Alejandro Armenta Mier durante su conferencia de medios de este martes, al ser cuestionado por un reportero sobre los cambios suscitados en el edificio ubicado en la avenida Reforma y la esquina de la 13 Norte/Sur.
Dijo que el actual edificio de San Javier que aloja al Centro de Integración de Servicios (CIS), otrora el llamado Instituto Cultural Poblano, tendrá “ajustes” operativos.
Uno de ellos será la salida de la Secretaría de Turismo, misma que será trasladada al Salón de Protocolos -ubicada en avenida Palafox y Mendoza, contra esquina del zócalo de Puebla-, que convivirá con la galería de artesanías que ya funciona ahí y una nueva oficina de representación del gobierno.
De paso, Armenta Mier informó que la actual sede de información turística que se ubica en el edificio Tesoros de Catedral, al lado de Casa de Cultura, sobre la calle 5 Oriente, será sede del “salón de la fama deportiva” para dar salida y exposición a los deportistas que han dado reconocimiento a Puebla.
Sobre San Javier enfatizó que dejará de ser un espacio donde se guarden los archivos, pues por su arquitectura y su historia merece ser convertido en “un museo”. Incluso, refirió que podría ser rehabilitado el Paseo Bravo, parque ubicado allende a la construcción.
Destaca que San Javier únicamente duró cinco años como colegio jesuita, para luego quedar fuera del culto hasta 1820-1822, tiempo en el que se convirtió hospital de enfermos de peligro por su capacidad de contagio, a la par de que sirvió como cementerio para aquellos difuntos que no cabían en panteones como el de Analco, además de penitenciaria y en 1863, escenario de los actos bélicos más fuertes de la Intervención Francesa.
Resalta además que, en 2022, como parte del salvamento arqueológico realizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y las obras ejecutadas por la Secretaría de Cultura de Puebla en el sitio, fueron hallados un grupo de entierros humanos, los cuales en su mayoría fueron relacionados con las epidemias decimonónicas y, especialmente, con la época de la invasión francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, entre 1862 y 1867.
Fueron encontrados osamentas completas y huesos sueltos, entre ellas frágiles falanges, restos de calzado, un anillo, botones de hueso de animal y otros de porcelana, quizá del pantalón o las polainas; una bala que perforó un cuerpo que fue encontrado a la mitad, restos de un entierro secundario con individuos apilados, tiestos de talavera asociados a la arquitectura y de otros objetos utilitarios, alfileres, así como una cruz de metal que una mujer debió portar como collar.
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