En la región de San Gabriel Chilac, el consumo de drogas sintéticas como el cristal y hasta el fentanilo se ha disparado hasta en 30 por ciento entre consumidores internados en anexos que eran solo alcohólicos, pero ahora han caído también en la adicción a los psicotrópicos, advirtió la organización no gubernamental Juntos contra Las Drogas.
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En entrevista, el psicólogo Jorge López López, integrante de la asociación que trabaja principalmente en Oaxaca, pero también atiende a poblaciones de la Sierra Negra de Puebla y Veracruz, advirtió que la ingesta de las llamadas drogas duras está relacionada con los flujos migratorios hacia Estados Unidos, donde es común el uso de metanfetaminas, sobre todo en migrantes que trabajan en maquilas.
El activista mencionó que, de manera empírica, Juntos contra las Drogas ha detectado que el consumo de cristal no solo se debe al uso lúdico, sino que hay una tendencia al alza de que los patrones en maquiladoras de la frontera, particularmente en Ciudad Juárez y Tijuana, suministran dosis a los empleados para incrementar su rendimiento. Cuando regresan a sus lugares de origen, los migrantes ya son adictos y continúan usando el estimulante para trabajar en fábricas locales, como posiblemente sucede en San Gabriel Chilac.
Regularmente, la adicción a las metanfetaminas viene acompañada de un cuadro de alcoholismo previo, combinando ambas drogas en una sola sesión.
El otro problema, apunta el psicólogo López López, es el tratamiento deficiente que reciben los adictos, ya que sus familias suelen internarlos en centros de rehabilitación no autorizados como los anexos, los cuales carecen de profesionales en salud física y mental.
En San Gabriel Chilac, en los últimos cinco años, aproximadamente 30 por ciento de los internos en anexos son adictos al cristal y al fentanilo, mientras que el resto siguen siendo alcohólicos. Hasta hace siete años, los drogadictos representaban apenas 5 por ciento de los internos.
Con datos del ayuntamiento de Chilac, se estima que actualmente hay entre 160 y 180 internos en los dos anexos del municipio:
- Hermanos del mismo Dolor (60-80 internos)
- Por la Gracia de Dios (100-120 internos)
Estos datos son imprecisos, ya que ambos centros son privados y carecen de transparencia.
Se sabe que la estancia mínima obligatoria por interno es de tres meses. “Se pagan 800 pesos de entrada y después 300 pesos cada semana. Si se quiere sacar al paciente antes, se deben pagar todas las semanas restantes”, relató una fuente anónima.
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