Si bien los incrementos salariales pueden paliar los efectos inflacionarios sobre los ingresos obtenidos, el resultado termina siendo la pérdida del salario real, es decir la pérdida del poder de compra, que significa en la práctica que con un salario nominal mayor puedo comprar menos bienes.
Los sindicatos en tiempos inflacionarios tratan de conseguir incrementos de salarios por encima de la inflación, aunque la mayor parte no los logra, ya que es parte de una negociación con la parte empresarial y de las condiciones que esta tenga para otorgarlos, así como de la fuerza del sindicato. En el caso de las negociaciones de 95 sindicatos adheridos a la Confederación Sindical Republicana (CSR), que obtuvieron incrementos directos al salario de entre 6 y 6.5 por ciento durante el primer semestre de 2022, pudiendo negociar en algunos casos incremento en prestaciones.
Por otra parte, en los casos de trabajadores no sindicalizados, gran parte de la mano de obra de las micros y pequeñas empresas, más aún de toda la economía informal, los incrementos salariales dependen de negociaciones individuales y de la rentabilidad de los negocios en los que laboran, los que actualmente se inscriben en escenarios económicos deprimidos, debido no solo a la pandemia de Covid–19, sino al estancamiento y caída de la actividad económica.
Como sabemos parte del incremento inflacionario está asociado al aumento en el precio de los alimentos, de los servicios y de los energéticos, y tiene un efecto regresivo sobre los ingresos. Las diferencias entre los patrones de consumo en función de los diferentes niveles de ingreso muestran que el incremento en los precios de los bienes y servicios en el país afecta más a los hogares con menor nivel de ingresos, mientras que el efecto sobre los hogares de altos ingresos es menor.
La inflación no impacta a todos por igual, extendiendo las brechas ya existentes entre los extremos socioeconómicos, que persisten no solo en materia de ingresos, sino también en otros indicadores. Por ejemplo, los hogares con menores recursos deben dedicar al consumo de productos básicos una parte mayor para cubrir necesidades alimenticias, lo que deriva en un sacrificio de otros gastos. Por ello resulta prioritario que las familias con menores ingresos puedan tener mayores apoyos, a los ya existentes, para fortalecer el gasto en alimentación.