Viernes, febrero 7, 2025

Romper el silencio, ¿Por qué los matan?

Pronunciamiento solidario con la familia de Jonathan Cortés Gallardo, desaparecido, asesinado y hallado en una fosa clandestina en Cruz Grande, Guerrero. Al olvido no hay que oponer la memoria sino la verdad/ Juan Gelman.

Sabemos que el silencio guarda el coraje hasta que estalla y cobra sentido como la verdad en la lucha. Sabemos que, como otros muchos movimientos (grupos de buscadoras, madres y padres de desaparecidos, compañeros y familiares de la guerra sucia) hoy continúa la guerra contra los pueblos que construyen la paz, mientras luchamos por la vida digna.

El 30 de diciembre pasado, el joven maestro Jonathan Cortés Gallardo, muy querido por su comunidad y sin problemas o conflictos con nadie, fue víctima de una desaparición forzada y encontrado sin vida en una fosa, una semana después a unos pasos del lugar donde se le vi por última vez en el municipio Cruz Grande, Guerrero.

Jonathan, es el segundo sobrino desaparecido de manera forzada (Jorge Cortés, fue el primero en 2017) de los defensores de derechos humanos Efrén Cortés Chávez y Erika Zamora Pardo, mismos que han sido amenazados (igual que su familia) luego de ser sobrevivientes de la masacre de El Charco en Ayutla, Guerrero. Ello porque, después de su excarcelamiento, se han dedicado a luchar dentro de la Red Solidaria Década Contra la Impunidad, por la libertad de presos políticos, la presentación de desaparecidos, el auxilio a viudas y huérfanos de asesinados y a representarlos ante organismos nacionales e internacionales.

En la historia de las luchas por la verdad, la justicia y la libertad de los pueblos de Guerrero, son muchos los defensores de derechos humanos, guardianes de territorio, defensores de mujeres y jóvenes, para los cuales no solo se ejerce la violencia represiva del Estado, también se suma la violencia de la macro criminalidad (grupos de extorsionadores, células de narco, de traficantes de personas, y por los cárteles y fuerzas paramilitares al servicio de gobiernos y empresas transnacionales) contra los pueblos y organizaciones que defienden el territorio y la vida digna, siendo los jóvenes y mujeres las principales víctimas.

Los fines de la represión política que dictó la doctrina de seguridad nacional impuesta a México y América Latina por los Estados Unidos se aplica tanto en Guerrero como en Chiapas, Michoacán, Tamaulipas, Chihuahua, Jalisco, Estado de México, Sinaloa y otros: tomar al pueblo que se une a las luchas o se opone a sus proyectos como “enemigo interno”, dividir a las organizaciones y romper el tejido social comunitario, intimidar y aterrorizar, convertir en colaboradores de la represión y el crimen a muchos por conveniencia económica o por reclutamiento forzado e implantar la impunidad.

Guerrero tiene una larga historia de rebeldía de la que son ejemplo los sobrevivientes de las múltiples masacres, los familiares de las víctimas de la Guerra Sucia, las madres y padres de los estudiantes de Ayotzinapa, los grupos de buscadoras, las organizaciones de mujeres y de sus ejemplares formas de autodefensa comunitaria autónoma e independiente, que imparten justicia en sus territorios y tratan de construir órganos con el poder del pueblo en la educación, la salud y la producción.

Por todas y todos nos pronunciamos en solidaridad con la familia Cortés, por el asesinato de Jonathan Cortés Gallardo. Es por ellos y con ellos que levantamos nuestra voz, aunque dudamos que el Estado esté interesado en la verdad y la justicia. La historia lo indica así.

Nuestra solidaridad y memoria contra el olvido de quienes son agredidos con esta guerra contra los pueblos. La verdad, la justicia construyen la paz desde abajo, por el pueblo de las y los pobres.

Alto a la guerra contra los pueblos y a las amenazas y represión

a quienes defienden los derechos humanos.

En los desaparecidos, asesinados y masacrados, florece la rebeldía.

Por la paz, la organización de los pueblos y sus comunidades.

Por la solidaridad en la lucha.

Firmantes:

Brigada Magisterial de Tuxtepec, Oaxaca. Casa de los Pueblos-México. Casa de todas y todos. Colectivo del periódico El Zenzontle. Colectivo La Voz del Anáhuac.  Colectivo Memoria y Resistencia “Francisco Mercado Espinoza.  Colectivo Rodolfo Reyes Crespo. Colectivo Tierra y Libertad, Cuautla, Morelos.  Comunidad N´dee/Ndé en Jaélayá. Comunidad N´dee/Ndé en Matamoros Coahuila. Costureras y Costureros 19 de septiembre A C.

 El Cantar de la Memoria. El Ocotenco-uautlalli, Zacacuautla Acaxochitlan, Hidalgo. Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero. Frente Popular Francisco Villa Independiente. Grupo Teatral “Zurdos”. Grupo “Salud y Conciencia”. Iniciativa del Sindicato Médico Nacional y Asociación Médica Laboral.

Movimiento Contra el Olvido- Familiares de Personas Detenidas de la Guerra Sucia del Estado de Guerrero.   Movimiento Proletario Independiente. Museo Casa de la Memoria Indómita.  Movimiento Magisterial jalisciense.  Radio Rebelde de los trabajadores y trabajadoras de la Sexta Zapatista. Revista Comunera.   Universidad Popular para la Vida- UniTierra.

Erika Zamora sobre el asesinato de su sobrino Jonathan

Después de varios días difíciles, de incertidumbre y de mucho dolor, hoy reposas en tu última morada.

Recuerdo cuando te conocí; tenías escasos 7 años, te llevaban a visitar a tu tío Efrén al penal de Acapulco, te encantaba recitar una poesía alusiva a Guerrero, lo hacías con tal deleite que era imposible no sentirla, y entonces, contaban la anécdota de que hubo un tiempo en que te decían el niño perredista; porque siempre estabas en las movilizaciones a la que convocaba ese partido -cuando era un movimiento y hacía suyas las causas sociales-.

Con el tiempo dejaste la poesía y te inclinaste por la música, tocabas la guitarra y el violín con un talento nato, sólo escuchando, herencia de tu familia materna.

Recién entraste al bachillerato y me preguntaste qué opinaba del libro: Las enseñanzas de Don Juan -lo acababas de comprar-, te dije que a mí me gustaron todos los libros de esa serie, pero que no había que clavarse. En la licenciatura; la literatura fue tu pasión, cuando nos visitabas, revisabas los libros para ver si había una novedad.

No sabemos qué pasó ese 30 de diciembre, pero nada justifica la forma en que te quitaron la vida, queda mucho dolor y coraje por ello.  Seguiremos exigiendo justicia para tí.

También, nos queda claro que, mientras las instituciones no rompan sus pactos de complicidad e impunidad, seguiremos padeciendo está violencia que azota el país.

Hasta siempre Joni, aquí, te quedas en nuestros corazones.

Reflexiones en voz alta. Las Guerrilleras

Sí eres una mujer fuerte

protégete con palabras y árboles

e invoca la memoria de mujeres antiguas.”

Gioconda Belli

Eria Zamora

Buenas tardes compañeras y compañeros.

Dicen que la historia la escriben los vencedores y esto, en gran medida, es verdad. Por esta razón, me parece importante este conversatorio como parte de la conmemoración de los 50 años de la caída en combate del comandante Lucio Cabañas Barrientos, que tiene como fin rescatar y visibilizar la participación de las mujeres en las luchas por la transformación de nuestro país, mujeres que lucharon y luchan por cambiar las condiciones de pobreza, opresión e injusticias que los pueblos viven a diario.

La participación de las mujeres en los movimientos armados, a lo largo de la historia de nuestro país, no es nueva, en todo caso, fue invisibilizada, borrada de los libros de historia, aunque la historia también ha sido escrita con un sesgo machista por parte de alguno protagonistas de las luchas revolucionarias y de liberación, en ellas, generalmente, el papel de la mujer ha sido relegado o minimizado por una sociedad a la que le resultaba incómoda la presencia y participación activa de las mujeres en los movimientos revolucionarios.

Tomar la decisión de ingresar a la lucha armada, significa para la mujer, romper estereotipos y estructuras de poder, por las que en ocasiones será señalada por algunos sectores de la sociedad. Así, las mujeres desafiaron no sólo al poder político y militar, sino el poder de una sociedad bajo el dominio y la visión machista que confinaba el papel de la mujer al hogar, a los hijos y a la cocina.

El papel de la mujer ha sido fundamental, en todos los aspectos de las luchas revolucionarias. Ser mujer, luchadora social y militante, nos pone en la mira de las estructuras de represión de un estado que por acción u omisión deja de lado sus obligaciones de garantizar salud, educación y trabajo, de garantizar una vida digna para todas y todos, sin embargo, esto no detiene nuestro caminar por el derecho a tener un país más justo.

También puedes leer: ¿Desaparecer… así nomás? Parte 30: Desaparecer es matar

En los movimientos obreros y populares las mujeres han estado presentes, participando activamente en ellos, en las guerrillas de los años 70, hubo mujeres militantes en todos los grupos guerrilleros, participado en las emboscadas, en la propaganda armada, trabajando en la construcción y consolidación de las distintas guerrillas, participando valientemente en los combates contra las fuerzas represivas del estado, y, a la par, con intención o sin ella, también hicieron una revolución social y cultural al interior de los grupos revolucionarios, que contribuyó a la transformación de nuestro país y demostró la capacidad y destreza de las mujeres en la lucha armada. Por ellas, por todas las mujeres que luchan por la utopía de la libertad, mujeres que encontraron el valor a pesar del miedo, por ellas estamos aquí, a ellas les debemos abrirnos los caminos de la lucha y de la conciencia política.

A pesar de ser miles de mujeres que han participado en las luchas revolucionarias, ello no significó que fuera fácil romper con el orden establecido, pues públicamente, para la clase política en el poder y para los aparatos represivos del estado, sólo fuimos o somos las “mujeres de los revolucionarios”, “las esposas de…”, “las locas que sueñan con…”, “las delincuentes que quieren cambiar nuestros valores…”, de esta manera, los represores minimizaban, otra vez, el papel de las mujeres en la lucha por la transformación.

Pero las mujeres, igual que los hombres, fuimos capacitadoras políticas, reclutadoras, fuimos parte de las grandes marchas por las sierras, padecimos las inclemencias de la naturaleza, la falta de alimento, el entrenamiento militar era igual, corrimos los mismos riesgos que los compañeros. Muchas fuimos detenidas, secuestradas, en las oscuras mazmorras fuimos torturadas para tratar de obligarnos a delatar a nuestras compañeras y compañeros militantes, a las bases de apoyo, a la hora de la tortura no fuimos discriminadas, fuimos amenazadas, desnudadas, sobajadas, vejadas por el hecho de ser mujeres, golpeadas, nos aplicaron toques eléctricos, los torturadores trataron por todos los medios de rompernos como personas, como seres humanos, de pisotear nuestra moral de lucha, revolucionaria, muchas compañeras fueron violadas, asesinadas durante la tortura, muchas, hasta hoy, siguen desaparecidas, y sí, también por ellas y por ellos seguimos gritando: Vivos se los llevaron, vivos los queremos. 

La represión del estado dejó pueblos enteros arrasados bajo la metralla de los militares, ante el hostigamiento, la amenaza, persecución y detención a los y las sospechosas de ser rebeldes, son las mujeres quienes tienen que dar la cara, salir a la luz pública a exigir la libertad de los presos y presas políticas, a reclamar la presentación con vida de los y las desaparecidas políticas, a exigir justicia para sus familiares asesinados. Fueron las madres, esposas, hijas y hermanas, compañeras, quienes emprendieron esta nueva faceta de lucha, enfrentando a todo el aparato de estado.

No obstante, la represión y el fuerte cuestionamiento de la legitimidad del Estado y la democracia, los movimientos armados lograron cierta apertura para los movimientos sociales, se habla abiertamente de las libertades democráticas, de la lucha feminista, se reconocen los sindicatos independientes, la participación de partidos políticos con ideas de izquierda, aun cuando no hubo cambios en las condiciones objetivas de la población, en algunos sectores se comienza a cuestionar la viabilidad de la lucha armada y se estigmatiza a sus integrantes.

Desde las altas esferas del estado se hace la división de la guerrilla buena y la guerrilla mala, una división replicada por los medios masivos de comunicación y repetida por ciertos sectores de la sociedad, con el fin de evitar apoyo y solidaridad hacia quienes integrábamos la llamada guerrilla mala, considerada intransigente, ultraizquierdista, la guerrilla con la que no se puede negociar, ni llegar a acuerdos, por supuesto que esta visión, tuvo sus efectos para las comunidades, para las organizaciones sociales, para quienes fuimos detenidas, la solidaridad no fue tan masiva ni tan abierta, porque hacerlo significaba hostigamiento, amenazas, represión. Y aún así, hubo personas y organizaciones que mostraron públicamente su apoyo, que no dudaron en solidarizarse y que levantaron la voz en nuestra defensa.

El 7 de junio de 1998, marcó mi camino a seguir, puedo decir que fui afortunada por no haber sido ejecutada extrajudicialmente como otros compañeros en la comunidad de El Charco, hoy municipio Ñuu savi, fui torturada y encarcelada, pero este hecho que marcó mi vida, es lo que hizo que emprendiera una lucha permanente contra la estrategia de la militarización de la vida pública del país, que ha sumido al país en una crisis de derechos humanos, y que, a pesar de tanta militarización el estado está lejos de resolver los problemas que todos los días padecemos todas y todos.

Actualmente, soy parte de la Organización de Derechos Humanos Red Solidaria Década Contra la Impunidad, desde donde acompaño diferentes casos, para empezar el mío, el caso de la masacre de El Charco, orgullosamente puedo decir que gracias a un largo caminar de búsqueda de la justicia, hoy cuenta con el Informe de Admisibilidad en la Comisión Interamericana derechos Humanos. Aunque la criminalización de las defensoras y defensores de derechos humanos nos pone en un estado de vulnerabilidad constante.

Así, desde la montaña hasta la ciudad, es mi caminar, acompañando a las víctimas y compartiendo como facilitadora talleres de sensibilización en derechos humanos, porque creo que es necesario seguir luchando, aunque desde una trinchera diferente, para que en este país la justicia y la libertad sean un hecho, porque, diría Mario Benedetti “todo es según el dolor con el que se mira” y, sobre todo; la pasión con que se lucha.

Siempre tendré admiración y respeto por quienes levantan su voz y luchan contra la opresión, especialmente, a las mujeres que vencen el miedo para mostrarnos el camino, por mostrarnos su corazón lleno de esperanza y futuro.

Por todas ellas, por las mujeres que desde sus trincheras luchan por todas nosotras, por las que permanecen en el anonimato, por las que están en la clandestinidad, por ellas, hoy estamos aquí hablando de justicia, hoy podemos estar reunidos hablando de ellas, de nosotras, porque ellas nos abrieron el camino de la libertad, aunque nos falta mucho por hacer, suscribo plenamente lo que escribió Raquel Gutiérrez, guerrillera internacionalista en Bolivia y hoy académica: “Adelante, pues, todas nosotras, en el juego, el baile, la fiesta y la revolución, que a fin de cuentas es todo lo anterior horneado con esfuerzo”.

Gracias.

 “Caídos no quiere decir lo mismo que vencidos. Atrás de aquel que cae, hay alguien siempre que recoge la bandera, y esta ondeará, tarde o temprano, en el punto más alto de la victoria.”

                                                                                                         José Revueltas

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