Japón podría ser la cuna de una nueva forma de trabajo a distancia, al alcance de todos, abriendo oportunidades para personas que tienen una discapacidad motriz a través de la tecnología de robots.
Una potencia económica que se encuentra a la vanguardia en tecnología como lo es Japón, actualmente se enfrenta a la baja tasa de natalidad encontrándose entre los países con menor tasa de fertilidad, teniendo el año pasado una gran caída a 1.3 por ciento según datos del Fondo de Población de Naciones Unidas 2024, dejando secuelas como la reducción de la población económicamente activa teniendo el 58.6 por ciento una edad entre los 15 y 64 años.
Kentaro Yoshifuji es el autor de una innovadora propuesta para un nuevo estilo de vida japonés, planeado no solo para ser un modelo de negocios y empleo, sino más bien pensando en la inclusión de personas con discapacidad. Kentaro inspirado en antiguos obstáculos que enfrentó por su condición médica y la necesidad de utilizar una silla de ruedas, desarrolló esta posibilidad para aumentar oportunidades a personas que tienen alguna discapacidad motriz y que no han sido totalmente incluidas en Japón, enfrentándose a la discriminación y desigualdad para acceder a la educación y a un empleo.
En la capital de Japón se encuentra el Café Dawn donde Yoshifuji presenta una nueva manera de utilizar la tecnología, que supera el mito de la dominación de inteligencia artificial sobre la humanidad y crea una nueva forma de “Estar presente”. Es tan sencillo como tener acceso a una computadora o celular para que la tecnología detecte tus movimientos y convertirte en un piloto de un avatar del café. El lugar es atendido por avatares robots manejados por trabajadores, los cuales se encargan de dar servicio y crear la mejor experiencia de compra a sus clientes, convirtiéndose en una gran novedad en Tokio, siendo visitado por japoneses y turistas internacionales.
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Así Yoshifuji a través de su experiencia en el café que resultó un modelo exitoso, busca adaptar su invención para llegar más allá y así ser utilizada en escuelas, universidades y oficinas principales, derribando las barreras de la movilidad, permitiendo a las personas con discapacidad que significan el 7.6 por ciento de la población japonesa a cumplir todas sus metas.
Kentaro afirma que además de ser un modelo de inclusión también ayudaría a otros sectores de la población a conseguir empleo remoto, como aquellos japoneses que se encuentran fuera del país, personas que prefieren el trabajo a distancia o personas de la tercera edad, contribuyendo a la solución de la falta de trabajadores en Japón con la existencia de no solo robots que colaboran a la manufactura, ahora con robots parte del sector servicios que interactúan con el ser humano.
Esta innovación busca así crear empleos sin perder el contacto humano, pero pone en la mesa nuevos retos que no se deben perder de vista, uno de ellos son los derechos laborales, ya que si no se resuelve el problema central que es la natalidad, puede aumentar la explotación laboral, no solo para la población en general, si no en específico para el sector de población con discapacidad y personas de la tercera edad, excediendo los límites de tiempo de trabajo, con empleados siempre disponibles y rebasar con este avance tecnológico el límite de edad para personas de tercera edad que tiene derecho a una jubilación. Por lo que es importante tener en cuenta lo que indica la Organización Internacional del Trabajo que considera que los sistemas sociales y las prácticas de empleo locales en Japón evitan que se respeten los derechos de los trabajadores, requiriendo más horas laborales que no siempre son compensadas adecuadamente, afectando la calidad de vida del empleado. Pues aunque se han creado leyes para reducir horas extra excesivas, la cultura del trabajo japonesa es intensa y sin descanso, ilustrada en la palabra japonesa “Karoshi” que significa muerte por exceso de trabajo.
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Otro reto es saber si existe la disposición japonesa de adaptar escuelas, empresas y oficinas para la utilización de este nuevo modelo de “Estar presente” y si es primordial para Japón invertir en esta tecnología. Para ello Yoshifuji expresa que es necesario un cambio de mentalidad, un objetivo más complicado que inventar robots, pues es muy difícil que las nuevas ideas se acepten o se entiendan “no se puede resolver en un momento. Lleva mucho tiempo. No se trata sólo de que necesitemos muchas tecnologías nuevas, sino también de que la mentalidad de la gente pueda adaptarse a ellas”.
Por lo cual es necesaria una replantación de prioridades, para abrir la posibilidad a cambios como es la tecnología inclusiva, una reforma de la cultura laboral japonesa y repensar las estructuras, buscando una mentalidad más abierta.