Los juegos de la XXXI Olimpiada fueron otorgados a Río de Janeiro, Brasil, en lo que constituyó la segunda vez en la historia en que la sede recayó en una nación tercermundista, luego de México en 1968.
El estadio Nilton Santos fue testigo de una nueva victoria de Usain Bolt en los 100 metros planos. De ese modo, el jamaiquino se despidió de las pistas olímpicas convirtiéndose en el único hombre hasta el momento en vencer en la prueba reina del atletismo en tres ediciones, además consecutivas.
Para Michael Phelps estos también fueron sus últimos juegos. Con las seis sumadas en las albercas brasileñas llegó a un total de 28 medallas, estableciendo una marca que no parece que pueda ser rota por competidor alguno, no solo de natación, sino de cualquier deporte, en muchos años.
Otra atleta destacada fue la gimnasta estadounidense Simone Biles, ganadora de cuatro medallas de oro y una de bronce. Su compatriota Katie Ledecky también obtuvo cinco medallas, pero en la natación.
La tabla general de preseas volvió a ser encabezada por Estados Unidos, que se llevó 46 de oro, 37 de plata y 38 de bronce, para un total de 121. La sorpresa estuvo en el segundo lugar. Indudablemente impulsada por el trabajo realizado para sus juegos de cuatro años antes, la delegación británica consiguió desplazar a China con 27 medallas de oro, 23 de plata y 17 de bronce. Su total de 67 superó al obtenido en Londres 2012 (65). Este curioso “efecto retardado” ha sido común en la historia reciente de los juegos entre países que se toman el deporte en serio. Para darse cuenta de ello basta analizar las cosechas de Corea del Sur a partir de 1988, de España desde 1992 o de Australia de 2000 en adelante.
México: caminata, clavados, box y tae kwon do volvieron a dar alegrías
La marchista Guadalupe González triunfó en la prueba de 20 kilómetros, regresándole efímeramente la gloria a una especialidad que tantas alegrías diera al país en el siglo XX. Por desgracia, la inquisición antidoping del COI y de World Athletics sepultarían posteriormente una carrera que parecía muy prometedora.
María del Rosario Espinoza logró –en el tae kwon do– la tercera presea de su carrera, esta vez de plata, convirtiéndose así en la mujer mexicana con más asistencias al podio olímpico en toda la historia. Paola Espinosa podría haberla igualado, pero quedó cuarta en la plataforma de 10 metros. El honor de los clavadistas lo salvó Germán Sánchez, quien sumó la segunda medalla en su cuenta personal, al obtener plata en la misma prueba en la que fallara Paola, pero en la rama varonil. Misael Rodríguez en peso medio, dentro del boxeo, e Ismael Hernández en el pentatlón moderno, sumaron bronces a la cosecha nacional en el país amazónico.