El gobernador de Puebla y los funcionarios encargados de atender la emergencia que ha establecido la reciente actividad eruptiva del Popocatépetl han dado respuesta a cada uno de los aspectos relacionados con ella. Era una demanda creciente de la población que ve con preocupación y aun zozobra la incesante cantidad de ceniza volcánica que cae y las explosiones frecuentes que en los poblados más cercanos incluso se pueden apreciar en el momento que ocurren, incluyendo fortísimos sonidos y hasta severa vibración de vidrios.
Por un lado, la parte más urgente de la amenaza, que es la precipitación de ceniza, ha sido atendida con recomendaciones convencionales, en particular el uso de mascarillas y la suspensión de actividades educativas en los centros escolares más expuestos al fenómeno.
En cuanto a las medidas preparativas para la evacuación que debería hacerse si es que así la recomendaran los expertos geofísicos que llevan el pulso de la erupción y las autoridades federales, se muestra que las autoridades actuales –ninguna de las cuales ha tenido que enfrentar una situación semejante– han dado respuesta, al menos en una conferencia de prensa, a cada uno de los aspectos que deben ser atendidos.
Esto es del todo loable, porque saben ya qué comportamiento deben tener en caso de llegar a ese extremo, procedimiento muy difícil y doloroso en su manejo, como ya lo hemos visto en los intentos de evacuación de los años 1994 y 2000.
Pero ojalá las autoridades mencionadas, al igual que las de los otros estados donde se tendría que realizar esta medida y, sobre todo, las federales, sepan en realidad, sin autocomplacencia, en qué condiciones están sus capacidades de solventar cada uno de estos componentes.
Nos preocupa, por ejemplo, que las listas de comunidades a evacuar que presentaron eran gravemente insuficientes; que la relación de albergues tiene más de diseño de gabinete que de inspección y preparación; que los vehículos para evacuar siguen siendo la peor carencia de todas.
Ojalá no se conformen con poner palomita a cada renglón requerido en la emergencia, sino que aseguren en realidad que cada renglón esté bien estructurado.