Varias piezas arqueológicas fueron recuperadas en el centro ceremonial y observatorio agrícola prehispánico denominado El Escorpión ubicado en esta región así lo informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al tiempo de confirmar que se encuentra dentro de la Reserva de la Biósfera Tehuacán–Cuicatlán (RBTC). Los vestigios serán resguardados en el Museo de Sitio de Teteles de la zona arqueológica de Santo Nombre, ubicada en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez.
El INAH informó que son diversos los objetos que se recuperaron durante los años de investigación y trabajo de campo realizado por ese grupo interdisciplinario de investigadores entre las que se encuentran vasijas trípodes, jarras, cajetes, molcajetes de fondo sellado, un incensario, un xantil –escultura de barro– y una hoja de laurel tallada en obsidiana. La diversidad de materiales apunta tanto a usos rituales como domésticos y refleja redes de intercambio con Cacaxtla, Tlaxcala; Oaxaca; Tehuacán y poblaciones del Golfo de México.
El arqueólogo Blas Román Castellón Huerta, de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, quien formó parte de la investigación, dio a conocer que en la cosmogonía mesoamericana el escorpión, tlāhuizcalpantēcuhtli, se asociaba a Venus, la estrella de la mañana, vinculada con Tláloc y Quetzalcóatl, deidades de la lluvia y el viento.
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La estructura fue elaborada con piedra de travertino mientras que la cola y el aguijón contienen fragmentos de cerámica que refuerzan su carácter simbólico; mide 62.5 metros de longitud y 13.2 de ancho, con una altura de 80 centímetros. Sus pedipalpos se extienden hacia el este y el noroeste, separados por 22.1 metros, todo lo cual refuerza la idea de que tenía un probable uso astronómico vinculado al sistema agrícola intensivo de la región.
La hipótesis de los investigadores plantea que dicho elemento arquitectónico formó parte de un complejo cívico/ceremonial, con posible uso de observación astronómica, que habría integrado el ritual calendárico con un sistema agrícola intensivo para el desarrollo de un sofisticado conjunto de campos y canales de riego en las zonas aledañas al sitio.
En la parte superior de la cabeza había una ofrenda moderna compuesta por dos vasijas trípodes, una de color marrón claro y otra oscura, con restos de tabaco y chiles en su interior. Este detalle confirma que el sitio sigue formando parte de las prácticas culturales de comunidades actuales que tienen conocimiento de su importancia.


