A las mujeres de las juntas auxiliares de La Resurrección, Canoa, San Baltasar y de colonias como Castillotla o Aquiles Serdán, les faltaron manos para cargar con las sombrillas, bolsas, abanicos y demás suvenires que la coalición Puebla Unida repartió a manos llenas este domingo en Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, antes, durante y tras el cierre de campaña de José Antonio Gali Fayad.
Las sombrillas chinas de colores blanco, amarillo y azul, con los logos de los partidos que integran esa coalición, fueron el artículo más codiciado entre los cerca de 10 mil asistentes que fueron acarreados en unos 150 camiones del transporte público, suburbanos y foráneos desde diversos puntos de la capital. Sin las sombrillas fue difícil soportar los rayos del sol que cayeron sobre la Plaza de la Victoria.
Algunas de las asistentes, luego de que terminó el discurso político de Gali Fayad, realizaron el recuento de su cosecha del día: “Sí, yo llevo nueve sombrillas, cinco bolsas, 12 abanicos, cuatro playeras, mi bandera y mi tarjeta”. La tarjeta a la que se refería era una telefónica con la imagen del candidato panista y con saldo de 50 pesos para llamadas nacionales e internacionales; esta tarjeta sólo era repartida por los movilizadores panistas que la entregaban exclusivamente “a su gente”.
Otras mujeres de San Aparicio bajaron la calzada de Los Fuertes lamentando su suerte ante el escaso botín obtenido: “Las coordinadoras se quedaron con lo mejor, con todo. A mí nada más me dieron una sartén, pero ellas se quedaron con las cajotas de cosas buenas”.
No fue lo único que repartió Puebla Unida. Una camioneta de redilas estacionada en el acceso principal, a donde sólo se estacionaron autos de invitados VIP, estaba llena de frituras y palomitas de maíz; cuando un hombre abrió la puerta de la camioneta para repartir esa botana, la gente se arremolinó y comenzó a arrebatarse las bolsitas. Fue necesario aventarlas al aire y la gente se peleaba por ellas, como cuando la ONU entrega ayuda humanitaria en países en guerra. Algo similar ocurrió con un camión repleto de paletas de hielo, pero alguien colocó un par de vallas para poner más orden.
Al fondo se escuchaba la voz desafinada de Gali Fayad cantando Al final, de Roberto Cantoral, y que ha sido interpretada por artistas como Emmanuel o Vicente Fernández. Pocos hacían caso. “Es la que siempre canta”, dijeron algunos de sus integrantes de su equipo de campaña.