Al inaugurar ayer el campus del Instituto Politécnico Nacional (IPN) “Alejo Peralta” y el Cecyte 20 “Natalia Serdán” en la ciudad de Puebla, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo exhortó a los alumnos de la primera generación a sentirse orgullosos de su origen y no olvidar que sus estudios los financia el pueblo de México a través de una institución pública.
Es de reconocer el trabajo que desde el sexenio pasado ha realizado el gobierno federal para fortalecer la educación superior pública.
En particular en Puebla se ha dotado de infraestructura relevante, con el campus del IPN y la Ciudad Universitaria 2, los cuales brindarán más espacios educativos sustentables para jóvenes y también empieza a equilibrar la balanza frente al sector privado, el cual creció sensiblemente en la entidad en los años recientes, aunque no siempre con la calidad deseable.
Además, está el acuerdo a nivel nacional de abrir durante el actual sexenio al menos 330 mil espacios nuevos a través de la construcción de más sedes de la Universidad Benito Juárez, y del IPN, pero también de la Universidad Nacional “Rosario Castellanos” y la Universidad Nacional de la Salud, de las cuales habrá sedes en Puebla el próximo año, lo que fortalecerá la oferta educativa tan necesaria para garantizar el acceso de las y los jóvenes al nivel medio superior. En Puebla, con el nuevo campus del IPN y de Ciudad Universitaria 2 de la Universidad Autónoma de Puebla, poco más de 48 mil jóvenes de la entidad y estados vecinos podrán formarse profesionalmente.
No obstante, si bien la infraestructura es importante para el desarrollo de la educación superior, es sumamente necesario revisar la situación de los docentes, particularmente de aquellos que son contratados bajo el esquema de hora–clase, el cual arroja a la precariedad laboral a los maestros, quienes no solo reciben salarios magros, sino que suelen carecer de seguridad social permanente, pues se ven obligados a renovar contratos cada semestres y a prestar sus servicios en más de una institución para poder completar su dieta.
No solo eso: el esquema de contratación por hora–clase también hace posible el control político de los claustros, impide en los hechos la formación de cuerpos académicos sólidos, la creación de tejidos que hagan posibles estrategias magisteriales efectivas y permanentes, amén de alentar la carrera docente universitaria.