Dependiendo de donde se encuentre usted que está leyendo estas líneas, cada espacio geográfico tiene diferentes indicadores de seguridad, índices de criminalidad, etc. Yo escribo desde una ciudad considerada, en general, bastante segura, donde la tasa de criminalidad es baja y con iniciativas interesantes para su disminución. Sin embargo, y pese al contexto particular de cada región, en todos los lugares, es necesario poder recuperar la noche como un derecho a habitar ese espacio/tiempo.
Recuperar la noche, conlleva la noción de libertad, principalmente de libertad urbana, pero tampoco podemos dejar fuera lo rural. La noche, es una parte del día que damos por hecho, como el espacio íntimo de las personas, o en contraparte, como un ámbito de peligro, riesgo o rebeldía, es decir, se asume como la continuidad del día y se le asocia al tiempo de reposo, y la vida familiar, o por otro lado se le relaciona con el vicio y el peligro. Cualquiera que sea el enfoque, la noche queda como un asunto privado, tanto en sus prácticas socialmente funcionales, como en las transgresoras.
Recuperar la noche, se sugiere en este escrito, a partir de la reflexión en torno a la forma en que históricamente se ha asociado a las mujeres con la noche. La domesticación de las mujeres, reduciendo sus principales actividades al ámbito doméstico, retiró a las mujeres de la noche. Obligadas a las tareas de la reproducción, nada tenían que hacer fuera de casa pasado el atardecer. A menos, claro, que esté en compañía de algún miembro de su grupo doméstico. La única imagen que prevalece hasta nuestros días, que asocia la mujer con la noche, refiere a la noción de “mala mujer” a través de la prostitución. Así, la noche ha sido arrebatada por un sistema patriarcal.
La noche tiene una economía. Y muchas mujeres trabajan de noche en servicios nocturnos, como turnos en fábricas, en la limpieza de oficinas, como enfermeras, taxistas, policías, obreras, cuidadoras, camareras, la recolección de basura, la distribución de servicios y bienes como que este diario llegara a tiempo a su domicilio, y muchos otros oficios que tienen de escenario a la noche.
La noche también cumple una función social, como refugio y descanso tras las jornadas del día, la búsqueda de placer, espacios de consumo, disfrute del tiempo no productivo, y es también cuando el oportunismo de la ilegalidad aprovecha la relajación del control social.
Pero la noche tiene, también, una filosofía: es poesía que describe un espacio contrastante a la homogeneidad matutina. El insomnio, el amor, la creatividad, la soledad o lo festivo. La noche es un espacio que debe y puede recuperarse pues de ser un de libertad humana ha sido subsumido al capital. El secuestro de la noche, principalmente despojado a las mujeres. Entre el terror y la violencia, que ha despojado a las mujeres del disfrute de la noche.
Resulta importante crear condiciones de dignidad humana, que permitan a las mujeres recuperar la noche.
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