Denominado Chignautla, Puebla. Vestigios de la época prehispánica y su legado cultural, el volumen editado por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) fue presentado en el marco del primer foro nacional Cultura y resistencia de los pueblos originarios de México, evento académico y cultural organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a través del Museo Regional de Puebla (Murep).
Al presentar el volumen, Agripino Julián Carlos señaló que este libro que gira en torno a Chignautla, “lugar de los nueve manantiales” según su acepción en náhuatl, repara en decir que este es un pueblo milenario que existe antes de la llegada de los españoles, algo visible en los hallazgos que se contienen en el libro.
El volumen, contó, fue elaborado como un testimonio luego de que en 2014 conociera al arqueólogo del INAH Alberto Diez Barroso Repiso, y luego de que en mayo de 2015 éste último realizara el proyecto de atención a la problemática prehispánica del norte de Puebla. “Estando en aquella región aprovechamos para hacer una denuncia porque teníamos un montículo que correspondía a un basamento, que fue destruido. Un año antes se había tomado una fotografía, por lo que en el libro hay una fotografía de dicho elemento antes y después en el libro”, refirió.
Expuso que tras una denuncia hecha por aquella destrucción, se gestó la idea de concientizar a la gente. Si bien se pensó en hacer un folleto para dar a conocer la riqueza de Chignautla conforme se elaboró la propuesta y se recabó la información, se supo que había más piezas y más datos históricos que robustecían el proyecto inicial.
Así, continuó Julián Carlos, aquella idea se concretó en el presente libro que integra tres grandes núcleos. El primero que refleja mucho del conocimiento técnico, de los estudios previos de Alberto Diez para dar testimonio que Chignautla es un pueblo originario, sobre todo para los jóvenes que desconocen esa historia. “Había muchos testimonios de la existencia de los pueblos prehispánicos antes de los españoles, incluso Hernán Cortés pasó por esa región”.
En la segunda parte, acotó su autor, aparecen los vestigios basamentos y piezas arqueológicas que se conocieron, con una temática y conocimiento de lo que la gente tenía. En dicho apartado se describió cada pieza, hay fotografías una de ellas muy interesantes, como fue el caso de una cabecita tallada que en el momento de búsqueda de piezas, en una comunidad Tepepan que está en el cerrito vecinos les dieron noticias que estaba en un casa, y que una vez ahí, el equipo la buscó en lugares posibles hasta que, un poco decepcionados de no ver la pieza, descubrieron que estaba en el fogón, el tecuile, y en ella se ponía la leña.
Otro momento del libro tiene que ver con el origen de Chignautla, un pueblo que se sabe es milenario, pese a que se desconoce su momento de fundación. Ello, porque si bien en 2011 se propuso como el 17 de marzo la fecha de fundación, estudios recientes han cambiado la perspectiva. Este estudio, afirmó Agripino Julián, ha cambiado la perspectiva de su fundación. Ello, porque al estar Chignautla cercano a Teziutlán y a sabiendas que éste se fundó un 15 de marzo de 1552, la historia dice que cuando llegaron españoles fundaron este pueblo y a los tres o cuatro días mandaron a llamar a los caciques, sometiéndolos para que formaran parte del gobierno.
“No nos fundamos en esa fecha, somos un pueblo milenario que existe desde antes de la llegada. En 2023 se conmemoro la bipartición de tierras de Chignautla pues en la época de los españoles se dividieron a los municipios de Chignautla, Xiutetelco, Teziutlán, y es así como se conmemora, no con gran alegría pues doblegaron e impusieron la cultura que hoy predomina”, dijo el investigador.
De paso, expuso que como comunidad han externado su interés al INAH de hacer un museo comunitario, pues si bien ya tienen el espacio para iniciarlo, aun les falta trabajarlo.
Puedes leer: El foro Cultura y resistencia reúne miradas actuales y diversas sobre los pueblos originarios de Puebla