El síndrome de colon irritable (SCI) es una de las condiciones de salud que reflejan lo que hoy se conoce como medicina personalizada. Los diferentes nombres que se le han asignado identifican cuán personal es esta condición de salud. A este síndrome (conjunto sintomático que presenta alguna enfermedad) se le conoce también como: intestino irritable, colon irritable, colitis funcional o neurosis intestinal. No existe aún un examen o diagnóstico exacto que pueda determinar el SCI, razón por la cual esta condición fue tratada originalmente como un problema psicológico. Aparentemente existe una relación con el estrés, con el dolor pélvico crónico, con la fibromialgia y con varios desórdenes mentales. Lo que sí se ha podido documentar es que el estrés, la ansiedad emocional o la depresión suelen empeorar los síntomas.
El conjunto de síntomas que mejor describen este síndrome incluye el dolor abdominal recurrente y crónico; usualmente esta molestia o dolor se presenta en el abdomen bajo; sensación de distensión abdominal o vientre inflamado con gas, urgencia para defecar, a veces justo después de haber hecho, diarrea con o sin constipación y puede presentarse moco en las heces. La constipación es una de las razones principales por las que la persona afectada busca ayuda médica. Las personas que padecen de SCI también presentan concomitantemente saciedad temprana, esto es, se sienten llenas con poca comida y sufren de malestar abdominal alto. Estos síntomas son parecidos a los de la dispepsia, mala digestión. Las personas que sufren de SCI pueden presentar ambas situaciones, alternando una con otra, lo que refleja una disfunción gastrointestinal.
La constipación asociada al SCI refleja una disminución en el tránsito intestinal. La producción del gas metano por las bacterias intestinales parece ser el causante de la constipación. El gas metano que se produce como parte de la degradación de los alimentos reduce el tránsito intestinal y disminuye los niveles plasmáticos de serotonina después de las comidas. La serotonina actúa como mediador en el reflejo peristáltico. En general el SCI se presenta con estreñimiento alternado con diarrea; éste suele ser episódico, pero se vuelve continuo e intratable con laxantes. El síntoma más frecuente es el dolor abdominal o el dolor generalizado con periodos de dolor abdominal. El dolor puede ser aliviado con movimientos intestinales para liberar gases o defecar.
Cada persona, a su vez, puede presentar hipersensibilidad a diferentes alimentos. Aunque se ha establecido que los principales grupos de alimentos a los que se presentan hipersensibilidad son al gluten del trigo, cebada, centeno, levaduras, además de a la leche y a las grasas. Debido a la hipersensibilidad, aquellas comidas que producen gases intestinales son también poco toleradas por las personas, así como los cambios bruscos de dieta o hábitos. Además, esta condicón se caracteriza por molestias o dolor abdominal. Los dolores suelen afectar la parte baja del abdomen, aunque la ubicación e intensidad de los dolores son variables, incluso en un mismo individuo.
El diagnóstico de este síndrome se lleva a cabo bajo criterio clínico. El acercamiento basado en la sintomatología se ha utilizado debido a que no han identificado marcadores biológicos consistentes que permitan caracterizar la condicón, ni tan poco ha estado disponible un cuadro clínico que unifique los diferentes síntomas que se presentan en el SCI. La variedad de síntomas que se presentan en el SCI ha llevado a estudiar las diferencias entre personas en vez de las similitudes.
La literatura médica no es clara en explicar si son las personas emocionalmente sensibles o bajo mucho estrés la que desarrollan el síndrome de colon irritable, o si son los individuos que al padecer el síndrome de colon irritable se ponen sensibles emocionalmente y no soportan el estrés. Los efectos gastrointestinales del estrés, tanto en animales como en humanos, incluyen el aumento en la motilidad intestinal, así como un aumento en la sensibilidad visceral. Estos efectos parecen estar exagerados en las personas con el síndrome de colon irritable, así como en animales previamente sensibilizados ya sea por inflamación visceral o por traumatismo psicológico.
Aunque comúnmente se separan los síntomas extraintestinales del SCI, un gran número de personas con este síndrome presentan problemas psicológicos, como la ansiedad o la depresión. Además, también es común encontrar problemas de dolor de espalda, dificultad para dormir, dolores de cabeza, disfunción sexual y problemas urinarios, como serían la sensación de urgencia y el aumento en la frecuencia de orinar.
Varios estudios han confirmado la alta prevalecía en sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado. Esto está íntimamente relacionado con la constipación debido a la producción del gas metano. Además, cuando el sobrecrecimiento bacteriano es tratado con antibióticas los síntomas del SCI parecen mejorar en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, las personas con constipación no parecen beneficiarse tanto con este tipo de tratamiento como las que padecen de diarrea.
La dieta alta en fibra puede mejorar los síntomas de las personas con estreñimiento leve o moderado. Debido a su bajo costo y a la alta frecuencia del padecimiento, una dieta adecuada en fibra debe ser el agente de primera línea en el tratamiento del SCI con estreñimiento, especialmente con fibra soluble (psyllium, spaghula y policarbofil calcico). La fibra insoluble, como el maíz y la fibra de trigo, podrían empeorar el estreñimiento. Los laxantes osmóticos de sales (magnesio, fosfatos) o de alcoholes de azúcar (sorbitol, manitol) o el glicol polietileno (PEG), pueden ayudar en el manejo del estreñimiento.
Si los síntomas empeoran después de beber leche o consumir otros productos lácteos, se estaría sospechando de intolerancia a la lactosa. Esta intolerancia es la inhabilidad de digerir los azúcares (lactosa) encontrados en la leche, y no se considera como parte del SCI. Sin embargo, las personas con SCI pueden notar que ciertos alimentos empeoran sus síntomas. El inicio de cualquier tratamiento es evitar cualquier alimento o sustancia que exacerbe los síntomas. Lo mejor es observar y recordar. Tanto fumar como consumir comidas de alto contenido en grasa empeora los síntomas del SCI.
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