Tras más de 19 meses de permanecer cerrados a causa de la contingencia marcada por el Covid-19, este 3 de noviembre reabren en Puebla los museos Casa del Deán y de arte religioso ex convento de Santa Mónica, así como el de sitio de Cantona, este último junto con su zona arqueológica.
Como parte de la reanudación gradual de actividades en recintos museísticos, zonas arqueológicas y ex conventos en el estado de Puebla adscritos al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los espacios alistan su apertura para que la sociedad se reencuentre con su patrimonio cultural.
Para ello, el visitante deberá llevar cubrebocas desde su llegada al museo para protección del personal que le expedirá el boleto, así como del que los revisa en los módulos de entrada, no se permitirá ingresar a quienes no lo porten. En el filtro sanitario que habrá, se hará la tomará la temperatura y otorgará una porción de alcohol gel. En todo momento, se deberá mantener la sana distancia de al menos 1.5 metros.
El Museo Casa del Deán podrá visitarse de martes a sábado de 10 a 16 horas. El acceso será mediante cita previa, a través del número telefónico: 22 2232 1722. Este inmueble representa la casa más antigua de la nobilísima ciudad de la Puebla de los Ángeles, mandada edificar por el deán o decano de la catedral, don Tomás de la Plaza Goes, y concluida en 1580. En su interior hay dos murales de excelente calidad: el primero representa a las sibilas, mujeres que recibieron del dios Apolo el don de la adivinación; el segundo se ubica en la recámara de don Tomás de la Plaza y se le denomina de los Triunfos.
Por su parte, el Museo de arte religioso exconvento de Santa Mónica podrá visitarse de martes a sábado de 10 a 15 horas. El aforo permitido será en grupos no mayores a 10 personas, cada 20 minutos.
Esta edificación histórica es uno de los mayores exponentes de la vida monacal femenina en el país y el único en Puebla, ya que cuenta con un acervo de arte sacro de los siglos XVI al XIX, conformado por cuatro colecciones de antiguos conventos femeninos de la ciudad de Puebla: Santa Mónica (agustinas recoletas), Santa Catalina (dominicas), del Señor San Joaquín y Santa Ana (capuchinas) y La Soledad (carmelitas descalzas).
Tras la exclaustración de las agustinas recoletas, en 1934, debido a las Leyes de Reforma, el exconvento se convirtió en museo de arte religioso, a partir de 1935, y fue de los primeros en incorporarse al INAH, en 1940. Está ubicado en un inmueble del siglo XVII ubicado en la 18 Poniente número 103, en el Centro Histórico, con modificaciones en el XVIII y una intervención mayor a finales del XIX y principios del XX.
Después de franquear la puerta de acceso, se llega a un pequeño vestíbulo que conduce a la planta alta y al patio de Profesas, del siglo XVIII, con muros forrados de ladrillo y azulejo, pórticos y escalera monumental con claustro y jardín. Este espacio distribuye el acceso a las salas de ambos niveles y marca el recorrido por la cocina, el refectorio, la biblioteca, el pasillo de San Agustín, el patio de Novicias, la capilla y los coros bajo y alto.
En el Museo de Santa Mónica, se resguarda una de las colecciones más grandes del arte novohispano, integrada por alrededor de 3 mil 500 piezas de los siglos XVII al XIX, conformada por objetos de los conventos de las órdenes capuchinas, dominicas y agustinas que se establecieron en Puebla durante la época colonial y hasta finales del siglo XIX.
Finalmente, el museo de sitio y la zona arqueológica de Cantona, cuyo nombre deriva de la palabra náhuatl caltonal, que significa “casa del sol”, podrá visitarse de martes a sábado, de 10 a 17 horas.
El Museo de Sitio consta de una sala de exposición que trata sobre la antigua ciudad, su cosmovisión y la explotación de la obsidiana. La selección de piezas, recuperadas en las diversas temporadas de excavación, consta de restos óseos de animales de la región y foráneos que sirvieron como alimento y, en algunos casos, como ofrenda; elementos arquitectónicos que decoraron algunos edificios de la urbe; implementos usados en la vida cotidiana y ritual, como puntas de proyectil, cuchillos y navajas; piedras de molienda, patojos y grandes ollas para almacenar granos y agua, así como herramientas para la preparación de la fibra de ixtle.
En la parte más alta de la zona arqueológica de Cantona está la Acrópolis, compuesta por las principales estructuras de los poderes político, económico y religioso, y las viviendas de sus líderes. La ciudad está formada por patios, juegos de pelota, talleres de obsidiana, templos, calzadas y calles amuralladas, las cuales la convertían en una fortaleza en épocas de conflictos e invasiones.