El cronista Raúl Felipe Chiquito Chiquito revisó más de un siglo de historia contenida en las actas de Cabildo de su natal San Bernardino Tlaxcalancingo, de 1884 a 1995, para demostrar cómo, cada periodo y cada etapa de la vida del país, fueron recibidas e impactaron de una manera particular en cada población, en este caso en este pueblo originario de Cholula.
“En sus actas, los ayuntamientos van registrando los acontecimientos cotidianos empapados por lo que acontece. Entonces, es una historia de la comunidad y de su entorno”, define el antropólogo de formación tras presentar el libro Tlaxcalancingo: 100 años de historia, en el marco de la edición 20 de la Xochipitzahuac, la fiesta de los pueblos indios en San Bernardino Tlaxcalancingo celebrada este 13 de octubre.
Las actas, señala el también profesor de educación para adultos, dejan ver información de todo tipo. “Aparecen avisos que vienen de la Federación o del Estado, que se distribuían a todos los pueblos y éstos tenían que acatar, sobre todo en la Revolución (mexicana)”.
Acota que el libro contiene la forma de cómo estos hechos impactaron de manera regional y local, pues “muchos de los hechos que se narran, casi casi cotidianos, tienen la misma narrativa, es decir, los mismos pormenores, en todos los pueblos, haciendo que los acontecimientos sean similares en unos que en otros”.
Por tanto, advierte Chiquito Chiquito, ésta no es la historia de un solo pueblo, en este caso San Bernardino Tlaxcalancingo, sino de los pueblos de origen indígena que ocupan la región de Cholula.
De paso, el cronista mencionó que su tarea fue la de interpretar, “la de leer textos del pasado que han sido escritos y corresponden a cierta etapa, para ver lo que sucedió y la forma en que afectó a la comunidad”.
Durante la presentación del volumen, el también fundador de la Xochipitzahuac y de la radio comunitaria indicó que esta investigación tiene su cimiente tiempo atrás cuando se desempeñó como secretario en el gobierno auxiliar de Tlaxcalancingo, papel que le permitió encontrar las actas de Cabildo y hurgar en ellas, una por una.
“Fue estar ahí, y tener a mi disposición todo el espacio y los volúmenes que hicieron que todo esto fuera posible”, expuso acompañado por los comentadores de su texto, Julio Glockner, Ricardo Romano y Rita Fernández.
Recordó que aquel año, alrededor de 1993 y 1996, sucedían muchas cosas: el Levantamiento Zapatista, la erupción del volcán Popocatépetl, o el último año del salinato. “Pero aquí en Tlaxcalancingo la izquierda formaba y ganaba un espacio que hasta la actualidad se conserva, en esta lucha de muchos estamos aquí presentes”, dijo Raúl Felipe Chiquito, visiblemente conmovido.
Destaca que el libro se estructura en torno a los periodos históricos del país –del Porfiriato al Salinato-, y la forma en que estos se conjuntan con la historia local de San Bernardino Tlaxcalancingo tomando en cuenta no sólo las actas de Cabildo que el cronista estudio y transcribió, sino la historia oral recabada por el autor, quien también abona a la edición con la serie de pinturas incluidas que él mismo ha ido produciendo y coleccionando –unas 350- que dejan ver los usos y costumbres de su población.
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Tlaxcalancingo se conoce como un pueblo de indios pues se han conservado, a pesar de su cercanía con la ciudad, muchas características de comunidad indígena. Su fundación, según la tradición local, se formó con gente llevada de Tlaxcala por lo españoles para el servicio de Puebla.
Para los vecinos, además, la Xochipitzahuac ha sido un ejemplo de la vida de una comunidad que mantiene su estructura social. Además, ha sido un acto de resistencia, una barrera cultural que ha tenido su sustento en la gente que participa y se mueve en defensa de su identidad cultural. La fiesta nació precisamente como un acto político en defensa de las tierras que les fueron expropiadas para construir lo que sería la “reserva” Atlixcáyotl, hoy convertida en una de las zonas de mayor plusvalía en el estado.