Tehuacán. “Queremos que el gobernador actúe, que nos dé la cara”, exigió en esta ciudad Felipe Copado Molina, hermano de los dos encuestadores que fueron linchados en Ajalpan la noche del lunes, quien acudió a Tehuacán para reclamar los cadáveres y demandar justicia.
La familia de las víctimas lamentó la falta de actuación del gobierno poblano para evitar que los jóvenes fueran golpeados y quemados por una multitud ajalpense, que sin pruebas de culpabilidad decidieron privar de la vida a Rey David y a José Abraham Copado Molina.
Víctor Carrancá, procurador de justicia del estado, en entrevista que concedió a medios nacionales, reconoció que eran pocos los elementos de la Policía Municipal, razón por la cual no pudieron hacer frente a la turba que atacó la presidencia y sacó por la fuerza a los dos detenidos.
Pero el procurador no explicó las razones por las cuales, a pesar de saber que había pocos elementos de seguridad pública municipal, no se autorizó de inmediato el ingreso de la Policía Estatal, pese a que en Ajalpan se cuenta con una base de operación de esa corporación, la cual tiene más de 10 años en esa zona.
Los cuerpos de las víctimas fueron entregados la tarde de este miércoles sin que existiera el menor acercamiento por parte de las autoridades ni del municipio en donde ocurrió el crimen, ni del gobierno del estado que encabeza Rafael Moreno Valle Rosas; quizá por eso fue el llamado de Felipe Copado para que el mandatario les dé la cara.
Rey David, de 39 años de edad, estaba casado con Elsa García González, quien acudió a esta ciudad para reconocer los restos de su esposo, a quien describió como un hombre responsable, cariñoso, entregado a su familia, integrada por ella y sus gemelos de dos años de edad.
Él era el único sustento del hogar; ahora están desamparados, “le quitaron su padre a mis bebés”, repitió entre lágrimas de dolor, al recordar que el pasado domingo, cuando se despidió de ellos para ir a Ajalpan, fue muy difícil para todos despedirse; “cuídate mucho, cuídame a mis monstruos”, fueron las últimas palabras que Elsa escuchó de su marido.
Felipe, hermano de los fallecidos, calificó como un acto de barbarie el actuar de los pobladores ajalpenses, que dieron muerte a los jóvenes; eran encuestadores, estaban laborando para una empresa; los abogados de la misma, informó, también llegaron a Tehuacán para apoyar en los trámites obligados en estos casos.
Ninguno de los familiares se imaginó el grado de violencia que ejercieron contra los jóvenes; al ver la magnitud de la agresión exigieron que las autoridades actúen para detener a quienes participaron en el linchamiento, porque existen todas las evidencias para identificarlos.
Indignado por lo que sufrieron sus hermanos, Felipe manifestó que si los responsables del crimen pedían que se aplique la ley, ahora es la familia de las víctimas la que solicita que se cumpla con la legalidad, se detenga a los asesinos y se les castigue.
Las autoridades son responsables directas del doble homicidio, consideró la cuñada de Rey David, pues expresó que era su deber protegerlos, sobre todo porque sabían que no habían cometido ningún delito, pese a lo cual no cumplieron con su deber y permitieron que la turba los linchara, razón por la que manifestó que iniciarán denuncias contra los gobiernos municipal y estatal por no actuar correctamente.
Bajo el argumento de no entorpecer las indagatorias, el presidente municipal Gustavo Lara Torres se negó a dar datos sobre quiénes iniciaron la agresión en contra de los encuestadores, pero dijo que están bien identificados y ya proporcionó esa información a la Procuraduría de Justicia del Estado.
En las fotografías y videos de lo ocurrido esa noche aparece un joven con playera roja, de manga larga, pantalón blanco, un casco negro y el rostro cubierto, quien prendió fuego a los cuerpos, acción que fue aplaudida por decenas de espectadores, entre ellos una mujer de la tercera edad que porta un mandil y varios jóvenes que igualmente se cubrieron el rostro.
La mayoría de los participantes, tanto en el linchamiento como en el saqueo del Palacio Municipal, fueron jóvenes, incluso menores de edad, a quienes el alcalde Gustavo Lara relaciona con pandillas que operan en el municipio y que a su parecer fueron contratados para cometer los disturbios, aunque se negó a señalar a los supuestos contratistas.
Cabe recodar que el edil estuvo ausente durante el tiempo que duró la detención y posterior linchamiento de los jóvenes, así como el saqueo del palacio; llegó cinco horas después de que la gente ya se había retirado del lugar y el crimen se había concretado.