Sé que todo lo que sigue en los siguientes párrafos pudiera parecer broma, pero tristemente es en serio. Una probadita de ello es lo que hemos podido ver en el reciente “plantón de las carpas vacías”, que ha ocurrido ante nuestra mirada atónita. Creo que nunca imaginamos ver algo así, pero definitivamente, la realidad política de este país nunca deja de sorprendernos.
Pues resulta que el Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA) pretende obligar al presidente a renunciar antes del 30 de noviembre de este año, usando “herramientas jurídicas, mediáticas y sobre todo de PRESIÓN SOCIAL”. Para ello, esta organización tiene un “Plan Estratégico” que, “por motivos de seguridad”, no se ha dado a conocer cabalmente, pero su objetivo es salvar a México del “tirano comunista”. Una vez que AMLO renuncie dentro de escasos dos meses, el segundo momento de su lucha consistirá en lanzar un candidato “unificado que sea arropado por todos los partidos de oposición”. Posteriormente, pasarían a la “reconstrucción nacional para un México Nuevo”.
Son 67 los ciudadanos que “ven urgente hacer algo para quitar a AMLO y a su gobierno del poder ya”. Ellos constituyen el núcleo duro de este movimiento y entre los principales nombres destacan Gilberto Lozano, Pedro Ferriz, Rafael Loret de Mola y Juan Bosco Abascal: “somos un movimiento social de los mexicanos para rescatar a México de las manos del comunismo, que se gestiona a través de un Consejo Ciudadano para hacer que dimita el Dictador Bolivariano Andrés López”.
Aunque usted no lo crea, según FRENAAA, el actual gobierno encabeza una estrategia para instalar el comunismo en el país durante tres etapas. La primera, que va de 2019 a 2020, incluye: “1. Crear Guardia Militar (sic); 2. Someter al poder legislativo y judicial bajo una solo (sic) poder, 3. Modificar la Constitución para manejar a discreción el dinero del presupuesto; 5. Equidad de genero (sic); 6. Des-mistificar a religiones, introducir elementos que confundan con sectas esotéricas; 7) Control de medios, propaganda para impulsar el culto al líder, 8. Agenda progresista (ABORTO, drogas, homosexualismo, relatividad de valores); 9. Grandes proyectos símbolo que acaparen la atención del Poder Comunista; 10. Reformar educación para la igualdad, adoctrinamiento y lucha de clases y 11. Expandir el ejercito (sic) de leales al Partido (apoyos, dádivas, cupones)”. La segunda etapa, de 2021 a 2022, considera: “1. Redes sociales y partidos satélites de apoyo; 2. Reforzar la Lucha por los pobres con la bandera de la Corrupción y el Neoliberalismo; 3. Control Total del Internet; 4. Paramilitares que puedan evadir los Derechos Humano en caso necesario; 5. Mapear a los empresarios para proponer se vayan marginando o huyendo del país; 6. Más y más gente en el Gobierno, creación de plazas para EL PARTIDO, quitando las que puedan ser vistas como de gobiernos anteriores; 7. Estructura paralela para controlar gobernadores de estados; 8. Mecanismo de control del dinero vía tecnología; 9. Control de bancos”. La tercera etapa, iría de 2023 a 2024, y consistiría en lo siguiente: “1. Expropiaciones masivas, a través de su ley Hugo Chávez, ley de extinción de dominio; 2. Reparto de viviendas, terrenos, empresas a nombre del Partido; 3. Escarmiento a clase alta económica, el dinero es pecado; 4. Cambio de Constitución para reelección a juicio del pueblo; 5. Medios de producción en manos del estado (sic); 6. Solo trabajo, fuera el capital, es de todos (sic)”. Aunque nos cueste trabajo creerlo, parece que todas estas ideas van enserio. No sabemos si realmente quienes integran FRENAAA están viviendo el país que describen en las líneas anteriores o si solo son ocurrencias que han lanzado deliberadamente para hacer caer a cualquier mente incauta o desinformada. Si no me creen, revisen su página web.
Es cierto que todo en FRENAAA parece sacado de una parodia: marchas rodantes en autos deportivos, manifestaciones de tres o cuatro personas en zócalos de varias ciudades y más recientemente, un plantón inexistente que causó risas y pena ajena cuando se evidenciaron las casas de campaña vacías en Avenida Juárez. Más allá de que aparentemente no le temen al ridículo, de que “se muestran tal cual son”, con la pobreza intelectual de sus argumentos y de que, al parecer, nadie ha tenido a bien avisarles que el comunismo no existe en México, resulta preocupante la proyección mediática que este grupo claramente minoritario y de ultra derecha ha tenido en los últimos días. Poco importa que no sepan qué es comunismo, qué es dictadura, que aparenten ser muy ingenuos políticamente, que escriban con faltas de ortografía o que hagan arengas estrambóticas en plena calle como si estuvieran bajo el influjo de una droga. El caso es que su vocero, Gilberto Lozano, se ha vendido ante medios nacionales e internacionales como paladín de la democracia, como un verdadero mártir católico.
También es cierto que este grupo no tiene un proyecto de nación ni una agenda política propia. Su propuesta se reduce a su odio al “dictador comunista”, pero lo que sí tienen es ideología. Es por ello que resulta preocupante que no son pocos los analistas políticos que están advirtiendo una articulación entre este y otros grupos de ultraderecha, como el Yunque, Muro, Provida y otros más, cercanos al PAN. Por ahora su gesta es evidentemente desproporcionada: no levantar el “plantón de las carpas vacías” hasta que AMLO renuncie. Aunque todo lo relacionado con FRENAAA suene irrisorio, pienso que no debemos perder de vista el comportamiento político de esta organización de ultraderecha que está buscando revivir los valores más conservadores que habitan en nuestra sociedad, además de cooptar a ciudadanos nobles pero desinformados. Su avance sería muy peligroso para el país. No parece por ahora que su intentona sea violenta o que estén convocando a las armas para lograr su objetivo. Sin embargo, tampoco parece que quieran dar cauce a su iniciativa por la vía institucional, a través de las urnas. Es evidente que pacíficos no son: no olvidemos que, en redes sociales, Gilberto Lozano llamó recientemente a cometer un magnicidio contra el presidente.
En México y en el mundo, no existe una derecha, sino varias, con diferentes orientaciones ideológicas, algunas con programas políticos claros, otras con una franca incapacidad para operar una sola idea que genere consenso más allá de diez personas. Sin embargo, no debemos pasar por alto que muchos países y especialmente América Latina, experimenta un claro avance y consolidación de estos grupos, al grado que en países como Brasil han llegado al poder por la vía electoral y en Bolivia, a través del golpismo encubierto. No podemos minimizar el riesgo latente que la ultraderecha representa.