Que la entrega de algunos recursos de los programas La Escuela es Nuestra (LEEN) y Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) se hubiese realizado en Tepexpan, municipio de Acolman, Estado de México -entidad en la que se realizaría una contienda electoral- como también que la revista Proceso se encuentre plagada de anuncios vinculados con la secretaría de educación del Estado de México, sería pura coincidencia Gracia. No obstante, de la primera daría cuenta el Comunicado conjunto 10 Entrega Gobierno de México medios de pago de La Escuela es Nuestra y Jóvenes Construyendo el Futuro en el EdoMex, publicado en el blog de la SEP, el 15 de marzo pasado y de la segunda, cualquier ejemplar del último mes.
El documento conjunto aprovecharía el espacio para dar a conocer el universo de las “comunidades escolares beneficiadas” (113 000), que equivaldría al 56.95% del universo de escuelas de educación obligatoria de carácter público (198 415), a las que se sumarían las de educación inicial (1) y para las que se habría proyectado un gasto de poco más de 31 mil millones de pesos a erogar en el ejercicio fiscal 2023. El monto que se le asignaría a las “comunidades escolares” -concepto que incluiría a egresados- dependería del número de alumnos e iría desde los 200 000 pesos para las instituciones con menos de 50 alumnos; 250 000 para los que contasen con entre 51 y 150 estudiantes y 600 000 para los que tuviesen más de 150 alumnas y alumnos, “como ocurre en la mayoría de las escuelas del Estado de México, reciben 600 mil pesos”, y que podrían ser utilizados, de acuerdo a señalamientos de quien dirige el programa, para “arreglar desde los baños, hasta comprar computadoras, y eso lo deciden madres y padres, las y los alumnos, porque la confianza está depositada en el pueblo”.
Del Comunicado Conjunto (CC) destacarían: 1) el anuncio del incremento del número de escuelas beneficiadas -que prácticamente se cuadruplicaría en el lapso de un ciclo escolar- y que estaría precedido por la petición de un incremento sustancial de su techo presupuestal, gestionado por Delfina Gómez Álvarez a la sazón titular del despacho educativo de la administración federal ante la Cámara de Diputados. El padrón publicado en la página de MEJOREDU se remontaría al 2021(3), fecha en que de las más de 59 000 declaradas sólo aparecerían -como ahora poco- más de 29 000 (29 841), incluidas las de la Cdmx y etiquetadas como primera etapa. Si bien crecieran las escuelas que recibirían un estipendio, las quejas originadas por el cobro de las “aportaciones voluntarias” (cuotas obligatorias que en algunos casos condicionarían la inscripción) se mantendrían e involucrarían lo mismo a las presidencias de las asociaciones de padres de familia que al personal directivo de las escuelas; 2) el destino de los recursos sería más amplio que los dos conceptos señalados por la directora del PLEEN -“ arreglar desde los baños, hasta comprar computadoras”-. El desglose elaborado por la Secretaría del Bienestar y puesto a disposición de las lectoras y los lectores, incluiría, entre otras cuestiones: la “mejora en construcción, mantenimiento y equipamiento [de las instalaciones escolares] horarios de jornadas escolares [extendidos], alimentación [este último rubro ignorado en el CC], luz, agua, drenaje o internet, hasta necesidades como la mejora de los salones de clase, obras exteriores, pintura, compra de utensilios escolares”, etc.
Y aunque la conseja pública señalaría que a caballo regalado “no se le mira el diente” y los 200 000, 250 000 y/o 650 000 pesos que recibieran las “comunidades escolares”, serían mejores que nada. La verdad es que más valdría contar con ellos que con nada Gracia y, si bien, serían recursos limitados para las necesidades de un plantel que al no contar con recursos públicos, sobrevivía sólo con las aportaciones obligatorias de madres y padres de familia. Estos recursos alcanzarían tratándose de escuelas con menos de 50 alumnos, para entregar 5 pesos por alumno por día y para las que contaran con entre 50 y 150 alumnas y alumnos, para asignarles, si se calcularan con el límite superior, con solo $8. 33 pesos diarios; pero, si contaran con un total de 200 alumnos (más de 150), el estipendio per cápita ascendería a 16.25 pesos diarios y que como cantaba Chava Flores, podrían alcanzar “para pagar la renta, el teléfono y la luz”, y si así lo decidiera la asamblea de madres y padres de familia alcanzaría para ofrecer alimentos a las y los estudiantes en caso de que optaran por ese componente que vendría ligado al de jornada extendida, pero no así mejorar la infraestructura educativa y el material didáctico que requieren las IE de educación obligatoria.
La demanda por contar con un presupuesto para cubrir el gasto ordinario de las escuelas ha sido una constante histórica de quienes ejercen las direcciones escolares y que, rutinariamente, ha sido ignorada por las autoridades educativas centrales, responsabilidad asumida voluntariamente a fuerza por madres, padres de familia y tutores a través de las aportaciones, que año con año “pagan madres” y padres de familia, y que tras ser paliada parcialmente por un programa de gobierno, requiere de un ejercicio constante de transparencia que iniciaría con la actualización de un padrón que se remontaría al 2021; evitando las puras coincidencias, pues, como reza el refrán “no basta con ser bueno sino también habría que aparentarlo”.
(1) https://programasparaelbienestar.gob.mx/la-escuela-es-nuestra/
(2) Principales cifras del sistema educativo nacional 2021-2022
(3) https://sep.gob.mx/dgticDatos/LEEN/listado.html