Hasta 2017, un total de 28 mil 639 hectáreas, de 282 ejidos, habían sido desincorporadas de la propiedad social, vía dominio pleno, en el estado de Puebla, con la posibilidad de que estas entraran al mercado de tierras, de acuerdo a datos del Registro Agrario Nacional (RAN), indicó Ricardo Pérez Avilés, profesor investigador del Centro de Investigación en Biodiversidad, Alimentación y Cambio Climático del Instituto de Ciencias de la Universidad Autónoma de Puebla (Icuap).
El académico expuso a La Jornada de Oriente que la propiedad social no desaparecerá en el estado y el país, pero destacó que sí habrá grandes reducciones, sobre todo en áreas urbanas.
Abundó que los campesinos regularmente se ven presionados, principalmente por inmobiliarias, para vender sus tierras.
En ese sentido, subrayó que el gobierno estatal y los de los municipios deben reflexionar sobre la gestión del territorio “porque cerrar cada ejido significa cerrar alimentos para las ciudades”.
Expuso que hasta 2012, de acuerdo al investigador de la UAP, Francisco Vélez Pliego, tan solo el área metropolitana de la ciudad de Puebla era de 125 mil 670.77 hectáreas, de las cuales el 39.6 por ciento correspondían a formas de tenencia ejidal y comunal.
Es significa que 49 mil 77 hectáreas se extrajeron de la propiedad social y fueron dedicadas al crecimiento urbano.
Ricardo Pérez Avilés refirió que el mismo Vélez Pliego enlistó ejidos de 11 centros urbanos que fueron afectados por la expansión física de localidades en el año 2000.
En el caso de Puebla capital fueron cinco núcleos agrarios impactados; Ignacio Romero Vargas, San Baltazar Campeche, San Felipe Hueyotlipan, San Francisco Totimehuacán, San Jerónimo Caleras y San Pablo Xochimehuacan.
En ese aspecto, refirió que hay un desarrollo urbano desmedido y que como parte del mismo se llegan a construir unidades habitacionales que terminan abandonadas porque humanamente son inhabitables y están lejanas a los centros de trabajo.
“Es ir destruyendo las zonas, que no nada solamente se destruye alimento, ¿de dónde viene el agua?, ¿en dónde se capta el agua?, ¿en dónde se limpia la atmósfera?, por eso están los bosques. El campo da mucho más, pero lamentablemente no se ven todos esos servicios que nos da el campo y quienes los habitan: los ejidatarios y los comuneros, que son los que nos dan todo ese servicio; y de repente se ve como muy natural ver que ya creció la ciudad, pero ya destruimos algo que es sumamente valioso”.
Por otra parte, el investigador del ICUAP refirió que de acuerdo al Centro Agrícola, Ganadero y Forestal 2007, en Puebla se rentaban 59 mil 631 hectáreas de ejidos y comunidades agrarias, 50 mil 833 estaban a medias o aparcería (es decir que una persona cultiva el terreno y da la mitad de la cosecha al dueño), 48 mil 799 fueron prestadas y bajo otra forma, 57 mil 185 hectáreas.
En total, en ese año, 216 mil 448 hectáreas no eran cultivada por los titulares de los derechos ejidales o comunales.
En este punto, el investigador remarcó que los campesinos tienen un alto sentido de solidaridad y, sobre todo durante la epidemia de Covid-19, ayudaron a otras personas prestándoles sus tierras para ayudarlos y porque algunos, al ser de avanzada edad, ya no pueden trabajarlas.