Con un millón 200 mil metros cuadrados al año, Puebla ocupa el primer lugar en producción de mármol en el país, el cual se utiliza sobre todo en la industria de la construcción.
Domingo Ojeda Hoyos, presidente del sector Mármol, de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), comentó que en la entidad hay un total de 96 empresas que extraen este material.
Detalló que de todo lo obtenido, solamente 8 por ciento se exporta a Estados Unidos, mientras que el resto es para consumo nacional, se envía sobre todo a Jalisco, Nayarit, Baja California norte, Mérida, Nuevo León, Cancún y la Ciudad de México.
“Hay una cuenca muy grande, obviamente la zona más hermosa está en la parte de Atlixco, de Izúcar de Matamoros, Santiago Acatlán, Tepexi de Rodríguez, Ixcaquixtla, baja hacia Córdoba, hacia Xalapa, toda esta parte se extrae, y una parte importante está en Querétaro”.
El mármol mexicano, reconocido mundialmente por su calidad y belleza, es un material demandado en la construcción y la decoración, lo que ha impulsado su explotación en diversas regiones.
Sin embargo, la extracción y procesamiento de este material tienen un alto costo para los ecosistemas locales.
Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la minería del mármol implica la alteración de grandes áreas de terreno, lo que genera deforestación, pérdida de biodiversidad y contaminación de cuerpos de agua.
En estados como Durango, Coahuila y Veracruz se ha reportado la degradación de ecosistemas locales debido a la remoción de vegetación.
La pérdida de cobertura forestal afecta directamente la biodiversidad, reduciendo los hábitats de especies endémicas y poniendo en riesgo la estabilidad ecológica de las regiones.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) señala que, aunque la minería está regulada, muchas veces las concesiones se otorgan sin un adecuado análisis de impacto ambiental, lo que ha generado una expansión descontrolada de la industria en zonas sensibles.
El procesamiento del mármol también tiene efectos nocivos sobre los recursos hídricos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), los desechos generados durante el proceso de corte y pulido del mármol, como las aguas residuales y el polvo, se vierten sin el tratamiento adecuado en muchos casos.
Esto provoca la contaminación de ríos y arroyos cercanos, lo que afecta a las comunidades que dependen de estos cuerpos de agua para su consumo y actividades agrícolas.