Con un millón, Puebla es el cuarto estado en el país con la mayor cantidad de “jóvenes oportunidad”, es decir, personas de entre 15 y 29 años de edad que no estudian ni trabajan o que si laboran, su empleo es precario, por lo que no cuentan con seguridad social ni otras prestaciones de ley, además de que su salario es bajo.
Esa cantidad es equivalente a 64 por ciento de los habitantes de esta entidad federativa que se encuentran en el citado rango de edad. Esta proporción también es la cuarta más alta de los 32 estados, acuerdo a lo que se indica en el “Reporte de Jóvenes Oportunidad 2024”, de la asociación civil YouthBuild México.
De igual forma, Puebla está dentro de los tres primeros lugares de jóvenes que trabajan en condiciones de precariedad, con 517 mil. Solo le anteceden el Estado de México y Veracruz, con 1.04 millones y 645 mil, respectivamente.
Eso significa que 32 por ciento de la población joven que vive en territorio poblano tiene un trabajo precario, siendo esta la misma proporción que se tiene registrada en Chiapas y Oaxaca.
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La información del análisis, que se desprende de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), añade que, de los jóvenes que laboran en el estado de Puebla, 210 mil 529 trabajan más de las 48 horas a la semana establecidas como máximo en la Ley Federal del Trabajo.
A nivel nacional, son 3.9 millones de personas de 15 a 29 años de edad que tienen jornadas excesivas, de las cuales 71 por ciento son hombres y 29 por ciento, mujeres.
Esta práctica se profundiza cuando no cuentan con estudios superiores o no asisten a clases en alguna institución educativa.
“Las personas jóvenes que enfrentan algunas condiciones de precariedad laboral como ingresos insuficientes, falta de seguridad social, ausencia de contratos estables, subocupación y jornadas laborales excesivas, se encuentran en una situación que vulnera su derecho a un trabajo digno… Lo anterior no sólo subraya la importancia de la educación como herramienta para mejorar las condiciones laborales, sino que también destaca la urgencia de abordar el déficit de educación para reducir la brecha de desigualdad en el ámbito laboral”, resalta YouthBuild.
El reporte añade que en el estado de Puebla, 54 por ciento de los jóvenes carecen de educación superior.
En esta entidad y en el resto del país, la falta de infraestructura educativa en las regiones, el número limitado de lugares en universidades públicas y los costos elevados que implica estudiar, son algunos de los factores que dificultan la permanencia en el sistema educativo.
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“Existe una correlación directa entre el nivel educativo alcanzado y los ingresos económicos de las personas jóvenes, lo que refleja que, a menor nivel educativo, menores son las posibilidades de acceder a trabajos dignos. Tanto el abandono escolar como la dificultad de acceso a educación superior tienen un impacto duradero en la trayectoria de vida de miles de jóvenes en el país… No existen políticas educativas efectivas de retorno escolar”, refiere el reporte.
Asimismo, se estima que hay 4.8 millones de personas jóvenes en la República Mexicana que se encuentran desconectadas del trabajo y de la educación formal.
Las entidades federativas que tienen la mayor proporción de jóvenes sin trabajar o estudiar, respecto del total de su población de 15 a 29 años, son Chiapas, Oaxaca y Veracruz, con 28, 24 y 21 por ciento, respectivamente.
Para el caso de Puebla, es el 17 por ciento, lo mismo que en Coahuila, Tlaxcala y Morelos, según indica YouthBuild.
La asociación civil resalta que la pobreza es la primera barrera que amenaza el acceso de “jóvenes oportunidad” a trabajos con condiciones dignas, toda vez que favorece la acumulación de desventajas y barreras estructurales de nacimiento.
La pobreza, agrega la asociación civil, afecta a más de la tercera parte de la población de jóvenes de entre 15 y 29 años en el país. Destaca que 19 por ciento de las mujeres que se encuentran en esa esa edad, se encuentran dedicadas a los cuidados en los hogares.
En el grupo etario de entre 12 y 29 años, la carencia social prevalente es el acceso a la seguridad social, ya que 58 por ciento no lo tiene.
