La semana pasada, en la cotidiana revisión de la red social facebook, me encontré con una publicación de una persona a quien conocí años atrás, con quien perdí contacto y a quien volví a frecuentar virtualmente por ese medio. Me llamó la atención la publicación porque hablaba de su hija, una pequeña de 11 años que se llama igual que mi hija. Sofía le planteó a su mamá una pregunta para la cual no conocía la respuesta. Sin embargo, decidió actuar para encontrarla. La pregunta no es sencilla, pero desde la mirada y las inquietudes de una pequeña de 11 años resulta más que lógica dados los tiempos que vivimos en este adolorido y lastimado país.
Sofía quería saber si es posible cambiar de presidente. Su mamá, honesta, le respondió “que suponía que sí, aunque no creía que fuera fácil”. Sofía se dio a la tarea de averiguarlo, así es que tomó un papel en el cual escribió “Personas que quieren la renuncia de Peña Nieto”. La primera firma de la lista fue la de su madre y después (acompañada de ella) la pequeña de 11 años salió a la calle, con vecinos, con desconocidos transeúntes diciendo: “Estoy juntando firmas para que renuncie el presidente, quiere usted firmar? Mi firma no cuenta porque tengo 11 años, pero si junto muchas firmas de adulto tal vez eso sí cuente”. Una persona la interpeló sobre la naturaleza de su proyecto, a lo que la pequeña respondió con contundentes argumentos: “Peña Nieto no le ha respondido como se debe a los familiares de los estudiantes desaparecidos, se fue a China y tiene una casa de 80 millones de pesos”. Cuando se terminó el espacio en las hojas que llevaba Sofía había conseguido 48 firmas. Tenía la determinación para conseguir más por sí misma e invitar a sus amigos a que hicieran lo mismo.
La mamá de Sofía hizo lo que una madre que respeta a su hija y que la impulsa a actuar siguiendo su corazón haría: la apoyó, a pesar de saber que la tarea es titánica. Karina escribió en su cuenta de facebook: “Fui incapaz de decirle que no lo hiciera, que era casi imposible. No puedo cortarle las alas. Esta generación viene con fuerza, con fe y determinación, y con un concepto de lo que es decente y justo que ya quisieran muchos para un fin de semana. Nada más quería compartirles eso, que en esta casa hay una niña de 11 años que de manera pacífica y decidida quiere hacer de México un mejor país”.
A la publicación de la mamá de Sofía se sumaron rápidamente 33 mil likes, muchos comentarios, firmas y expresiones de apoyo. Karina publicó: “Yo les agradezco todos los mensajes de amor y de respeto que le enviaron a mi hija, y si la llevo en algún momento a algún parque o plaza les aviso para que vayan y firmen esas hojas que ella valora tanto… Quizá parezca que eso no puede cambiar al país, pero nos cambia a nosotros, y nosotros somos el país”.
Al poco tiempo esa respuesta sorpresiva se vio materializada en una petición de Change.org llamada #ProyectoSofía. La publicación se ha compartido muchas veces en la red social, la petición ha sido circulada por muchas vías, y medios electrónicos como Sin Embargo tomaron la información y la compartieron. ¿Qué llama la atención de esta iniciativa?
En lo personal creo que refleja el estado de ánimo de muchas personas en este país, incluidas niñas y niños como Sofía, quienes saben que las cosas no andan bien y que es necesario actuar de alguna manera. La candidez de Sofía, su determinación, su valor y la posibilidad de vislumbrar un mejor país, acompañadas del amor, el respeto, la compañía y la acción de su mamá son inspiradoras. Yo sumo mi firma, y por este medio me sumo a la invitación para que más personas creamos en Sofía y en que es posible actuar pacíficamente por transformarnos y transformar nuestro entorno.
La petición se encuentra en esta liga: https://www.change.org/p/enriquepeñanietoproyectosofíaquesevayaenriquepeñanieto